Enrique II de Trastámara
Enrique II de Trastámara, 1333-1379.
También llamado Enrique II de Castilla, El de las Mercedes o El Fratricida. Conde de Noreña y de Gijón.
Nació en Sevilla, el 13 de enero 1333, siendo hijo extramatrimonial de Alfonso XI y Leonor de Guzmán, y el cuarto de los hijos que nacieron de esta relación.
Rodrigo Álvarez de Asturias, Conde de Trastámara, lo adoptó cuando sólo tenía un año y a su muerte, dos años mas tarde (1336), le dio en herencia sus títulos y dominios: los castillos asturianos de Gozón y Sobrescobio, tanto como los títulos de Conde de Gijón, de Trastámara y de Noreña (condados con los que se le conoce, hasta subir al trono como Enrique II). La muerte de su padre adoptivo lo llevó de nuevo a su lugar de nacimiento —Sevilla— donde se educaría junto con sus hermanos.
Tras fallecer su padre en 1350 se enemistó con su hermanastro Pedro I, de quien huyó: consiguió casarse en 1350 con Doña Juana Manuel de la Cerda, descendiente directa del Infante Don Juan Manuel, lo que hace sin el beneplácito de la corona. Se ganó con ello la antipatía del rey, dado que con esta boda, sin autorizar por la corte de su hermano Pedro, los hijos de este Enrique y Juana, tendrían tanto derecho al trono de Castilla, como los descendientes del propio soberano. Esta intención evidente de pretender ser rey, desde que a sus diecinueve años toma por esposa a su prima Juana de Manuel, le obliga a esconderse. Huye así, desde Sevilla (donde comúnmente vivía) hasta Asturias (donde le protegen los nobles de este reino), para no ser apresado por los fieles al rey. Vive así desde 1350, regularmente en Gijón, o en las posesiones que su padre adoptivo, le había dejado. Siendo considerado, que históricamente, desde estos años ya se encuentra en rebeldía como conde de Gijón, contra el trono de su hermanastro Pedro.
Comienza a "gobernar o tomar decisiones señoriales" de este modo en Asturias, y en 1351 estando en Oviedo confirma a varios caballeros, sus villas. Un año después expide privilegios desde "la puebla de Gijón" otorgando los señoríos de Coya y Ques (en Piloña), firmados por él como "El Conde de Gijón y Noreña". A continuación, en fechas próximas intentó apoderarse de Avilés, cercando la Villa (tal como su adelantado manda informar al legitimo rey). Pese a cuanto narramos y cuanto debió a Asturias, Enrique no uso apenas estos títulos de conde de Noreña, Trastámara ni de Gijón, lo que hace pensar que deseaba mas bien tomar el nombre de "pretendiente a" la corona, para culminar sus deseos de perpetuar su estirpe en el trono. Pese a ello destacan algunos documentos firmados como conde asturiano como fueron:
- 1361: Tras congraciarse con los Bernaldo de Quirós y con el Señor de Lodeña, concede privilegios especiales a los vecinos de Coto de Nava, eximiéndoles de tributos (firmado por el Conde de Noreña en Ribadesella un 29 de abril de 1361).
- 1362: Hubo Enrique de refugiarse en Francia, por considerársele pretendiente en traición al rey Pedro; donde le dona el soberano de Francia doce lugares (entre los que destaca Carcasona), firmando como Conde de Noreña.
- 1364: Vuelve a firmar como conde de Trastámara en las Capitulaciones de Sesa.
- 1365: En Montblanc, en Noviembre de este año firma las capitulaciones como Conde de Trastámara y Señor de Noreña (entre otros títulos).
- 1366: Proclamado como rey, en Calahorra un 16 de mayo; precisamente fue despojado por el rey Pedro I de los condados de Trastámara, de Lemos y Sarrià.
Los hijos de Alfonso XI y Leonor de Guzmán unidos frente a su hermanastro Pedro I, finalmente consiguieron derrocarle. Dando muerte en 1369, al legitimo vástago de Alfonso XI, subiendo asi al trono Enrique como primer soberano de una nueva rama, conocida con el nombre de Casa de Trastámara (finalizando con ello, la llamada Casa de Borgoña).
En 1352 se alzó contra Pedro I, sitiando Oviedo durante unos meses hasta que se llegó a un concordato entre ambos hermanos. Se reanuda el conflicto en 1354-1355 y tras él Enrique se destierra a Francia, regresando en 1366 con una nueva guerra civil que finaliza en 1369 con el asesinato de Pedro I, lo que le permite acceder finalmente al trono: en 1369 pacta a través de Du Guesclin, una posible tregua con su hermano Pedro; para lo que acuerdan llevar a cabo una conversación en la tienda de Enrique, campamento levantado a las afueras del castillo de Montiel, donde estaba el soberano sitiado. A esta acude el rey Pedro, acompañado de algunos caballeros un 23 de marzo, cuando recuerda la historia que Enrique dio con su mano muerte al rey, valiéndose de la ayuda de Du Guesclin. Pasando a llamarse desde entonces Enrique II.
Según ciertos autores, los conflictos iniciados por Enrique II están en el origen de la fundación del Principado de Asturias a cargo de Juan I.
Llama la atención a muchos historiadores, que en toda esta biografía en la que Enrique II obtuvo tantos apoyos de los caballeros Asturianos y de su villa (Gijón), pocas veces la menciona, ni firma apenas como conde de aquella. Menos aún la distinguió, tras ser rey, con honores algunos, ni le dio fuero, ni privilegio, ni exención; aquel monarca, que antes fue su conde y que posiblemente sin el apoyo de Gijón, nunca hubiera llegado a ceñir la corona de Castilla. Siendo curioso este hecho, debido a que a este soberano se le conoció con el sobrenombre de "El de las Mercedes", por cuantos señoríos, privilegios, exenciones, leyes especiales, honores o títulos; fue entregando y regalando, a diestro y siniestro por toda la Península; con el fin de ganar adeptos a su causa y a su trono (conseguido como bastardo, por sublevación contra su hermano, el soberano legitimo). Pese a ello, Gijón le fue siempre fiel, tanto a él, como a su hijo, Alfonso Enríquez, que nació en 1355 y llevo una turbulenta vida llena de amantes, traiciones y desasosiegos.
Resumimos a continuación lo que nos narran las crónicas, sobre el importante papel que Gijón juega en la sublevación de Enrique contra Pedro I, para comprender la importancia que Asturias tiene en este periodo histórico. Época que daría una nueva Dinastía a Castilla con denominación de un condado ovetense (Casa de Trastámara); saga que terminaría con los Reyes Católicos y su hija Juana, al venir Carlos I, desde Gante, como primer Habsburgo:
Como decíamos, tras casarse Enrique con Juana de Manuel en 1350, ha de refugiarse con ella en Asturias. Acompañan a Enrique y su mujer en esta huida Men Rodríguez de Sanabria y Pedro Carrillo; cubriendo con antifaces al bastardo y su reciente esposa, para que así nadie los reconociera. Habiendo puesto Enrique cerco a Avilés, para tomarla en 1352, decide Pedro I, ir a castigar dicha afrenta, con mano dura. Se presenta el rey ante los muros de Gijón, pero Enrique a había huido, y solo quedaban en esa ciudad sitiada, el alcaide (y caballero de confianza), Pedro Carrillo, y la reciente esposa del bastardo: Juana Manuel, allí abandonada por el marido. Hemos de suponer que el motivo de tal "abandono" fue porque el motivo de discordia entre los hermanastros, era la boda entre Enrique con Juana, quien podía hacer pretendientes directos a la corona a los hijos de ambos; por lo que aquel pensó seguro, que abandonando a su suerte a la mujer, quizás Pedro le dejase en paz, la matara, o la tomase para sí (y con ello quedara contento). Pero no fue así, pues el rey ni deseó luchar; sino por el contrario firmó un acuerdo de concordia con Gijón, dando por terminado y perdonado en breves días, el levantamiento.
Por su parte, todos los historiadores opinan que en esta ocasión Enrique huyó, por miedo, al saber de la llegada del monarca; quien llegó a Gijón sin encontrar resistencia alguna en toda Asturias; con sus ejércitos al mando de los gijoneses, Alvar González Morán y Diego Menéndez de Villar; que iban dispuestos a la lucha. Opina Julio Somoza que Enrique, al saber que venían los ejércitos reales, se retiró al monte de Monteyo, con una partida de caballeros. Abandonó a su mujer en Gijón por lo que al llegar D. Pedro, vinieron los de la plaza para salvar a aquella dama, para que no les dieran muerte a ellos y para someterse todos al monarca. Incluso, para que el rey perdonase a su hermano, quien (a juicio de todos los historiadores) firmó por escrito una promesa de sometimiento, solicitando perdón al soberano, lo que hizo que se llegara al acuerdo sin luchas. Firma de sumisión de Enrique, que recogió Pellicer, en documento conservado y fechado un 26 de junio de 1352.
Se casó en 1353 el rey con Blanca de Borbón en Valladolid, pero hasta allí fueron los hermanastros, con el fin de darles un "susto" en estas fechas. Enrique llegó hasta Cigales, pretendiendo entrar en Valladolid, con 600 jinetes y 500 escuderos de esas tierras asturianas, haciendo con ellos un despliegue militar, para impresionar al rey. Finalmente, consiguieron apaciguarlos y que la boda se celebrase con tranquilidad. Pero tras esta boda, ya los bandos se habían formado y la rebeldía de los bastardos contra el hermanastro monarca, no cesó. De parte de Enrique estaban como defensores de Gijón los caballeros: Pedro Carrillo (Santanderino), Pedro Fernández de Quijada, Fernando Díaz de Mendoza. Como otros partidarios asturianos de Enrique se cuentan, Álvaro Carreño, Gonzalo Bernaldo de Quirós, Ferrán Álvarez de Nava, Garci Lasso de la Vega (el niño; de Santander), Fernán García Duque (también de Santander), Pedro Ruiz de Villegas (de Santander), Pedro Álvarez Osorio y otros. Por parte de D. Pedro se encontraban: Diego González de Oviedo (en Oviedo), Diego Fernández (en Miranda), Diego Menéndez de Valdés (en San Cucao de Llanera) y los gijoneses, Alvar González Morán, su hijo(?) Garci Morán y Arias González de Valdés.
La rebeldía del Trastámara siguió viva pues, y en 1354 volviose a levantar contra Pedro en Asturias; pero viendo que nada adelantaba, ni le hacían caso; se embarco hacia Galicia Enrique en 1356, donde desde el Ferrol, llega a Vizcaya y de allí pasa a Francia, poniéndose al servicio del rey de este país vecino. Aprovecha Enrique la oportunidad de que Pedro se había casado con Blanca de Borbón, pero que poco después, la había repudiado y no convivía con ella. El rey Pedro, tenía su amante a quien mas atendía, quien era María de Padilla; lo que gracias a Enrique llega a oídos del rey francés, que decide hacerse enemigo del monarca de Castilla y aliado del bastardo. Una simple disculpa fue esta amante y el mal trato dado a la francesa, porque en verdad, el repudio de Blanca de Borbón se debía a que Francia no había pagado la dote, y la novia (al parecer) había convivido antes de casarse y durante el viaje desde su tierra natal, con D. Fadrique (el hermano gemelo de Enrique, con el que se llegó a decir, que incluso tuvo un hijo la francesa -meses antes de desposarse con Pedro I-).
En 1357, regresa desde Francia Enrique de Trastámara, pero ya como aliado del rey de Aragón (Pedro IV) y con el apoyo del país galo. Las luchas intestinas ya no cesan hasta que en 1369 consiguen cercar a Pedro I en las proximidades del castillo de Montiel. Allí, se refugia debido que el alcaide de esta fortaleza era el gijonés Garci Morán, y en ese lugar le hacen cerco Enrique junto a su comandante, el famoso Bertrand Du Guesclin. Estando entre los caballeros fieles a D. Pedro dentro del castillo, el zamorano Men Rodríguez de Sanabria, éste pide hablar con Enrique. Ya que el de Sanabria había llevado ocultos, desde Sevilla a Gijón en 1350, al de Trastámara y a su mujer (Juana Manuel), salvándoles la vida. Entabla conversaciones con el enemigo a través de Bertrand Du Guesclin, que acuerda una reunión en la tienda de Enrique, para conseguir a un trato, prometiendo el rey premiar al francés si se llegaba a buen fin todo. Hasta este lugar se acerca el rey, acompañado de los caballeros de mayor confianza, pero cuando entra es asesinado por su hermano, al entablar una primera discusión (según se dice, con la ayuda de Du Guesclin). Se cree que el monarca asesinado, fue rápidamente decapitado, y pocas horas después expuesto su cuerpo en las almena del castillo de Montiel, clavado en maderos. Tras estos hechos, fue proclamado rey, Enrique II de Castilla, quien hasta entonces fue el más famoso conde de Gijón.
Murió en Santo Domingo de la Calzada el 30 de mayo de 1379.
Bibliografía
- Julio Somoza de Montsoriú y García Sala. Ver entre otros: "Gijón en la Antigüedad y en la Edad Media". Volumen II; Ed. Gijón 1908)