Ferrocarril Minero Trubia-Quirós
Para dar salida a los minerales y carbones de sus explotaciones en el concejo quirosano, la francesa Sociedad Hullera de Quirós proyectó un ferrocarril que comunicase el Principado con la Meseta: se unía con el de Ponferrada-Palencia en Benavides y, por las Babias de León y el Puerto de Ventana, entraba en Asturias para seguir por Quirós y Trubia para continuar hasta el puerto de San Esteban de Pravia, desde donde la citada sociedad podría exportar su producción. Pero, finalmente, el proyecto del Ferrocarril del Norte fue por Pajares hasta Gijón.
Posteriormente, en 1867, la Sociedad Hullera fue comprada por la Compañía de Minas y Fundiciones de Santander y Quirós. Ésta proyectó un ferrocarril de vía estrecha que comunicase las minas y fábrica de Quirós con la factoría de Trubia y, dada la proximidad de esta última a la estación del Ferrocarril del Norte, hacer trasbordo allí de las mercancías para reexpedirlas hacia el resto de la Península.
Su trazado, a partir de donde acaba el de Oviedo a Trubia, iba por La Vega de Trubia, Sierra de Estoupo, San Andrés, Sierra de Buanga, Sierra de Peñerudes, Santo Adriano, Villanueva, Proaza, Sierra de Caranga hasta entrar en Quirós por Las Agüeras, Vega de Arrojo y Torales, donde se encontraba la fábrica metalúrgica quirosana destinada a la fabricación de hierro en lingotes. Seguía después el ferrocarril hasta su punto final en Santa Marina. Además de la línea principal, se construyeron otras líneas más cortas y cables aéreos para comunicar las diversas explotaciones con el ferrocarril. Y, posteriormente, también se abrió un tramo que unía la vía principal con las minas teverganas.
En 1884 comienza a prestar servicio el ferrocarril con pequeños vagones, construidos en parte por la Fábrica de Quintana, arrastrados por cuatro locomotoras de vapor belgas y, posteriormente, estadounidenses. Con 30 km de longitud, era el más largo de los ferrocarriles industriales de Asturias. Y, como indican algunos autores, fue el primero de España con el ancho de vía de 750 mm, medida bastante común después en otros ferrocarriles de este tipo.
Además de la empresa propietaria, también era utilizado, pagando un peaje, por otras que contaban con explotaciones en la zona. Su uso se limitaba al transporte de minerales, carbones y otras mercancías aunque en un principio también se pensó en el transporte de viajeros. Al menos Bernardo Álvarez Terrero, terrateniente quirosano, había cedido gratis la mayoría de los terrenos por donde circulaba el ferrocarril a cambio de que los quirosanos gozasen de transporte gratuito. Se da la casualidad que este mismo personaje fue el que impidió la construcción del Ferrocarril de comunicación con la Meseta, y que después fue llevada a cabo por Pajares, porque los humos de las locomotoras al paso por sus fincas podían perjudicar a sus ganados.
El ferrocarril de Trubia-Quirós dejó de funcionar en 1963 por diversos problemas legales y por la decadencia de la actividad minera en el valle. El gobierno de la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias, junto a la Mancomunidad de los Valles del Trubia, proyectó la transformación de la caja del ferrocarril en una senda peatonal y cicloturista, conocida como la Senda del Oso, cuyo primer tramo se inauguró en 1995.