Constantino Suárez Fernández
Constantino Suárez Fernández, conocido como El Españolito, 1890-1941.
Nació en Avilés el 10 de septiembre de 1890 y cursó el Bachillerato en los Institutos de Enseñanza Media de Gijón y Oviedo. Tras iniciar sus estudios de Derecho mercantil, en 1906 emigra a Cuba, donde tras dedicarse a múltiples empleos como comisionista o dependiente de una casa textil de La Habana, establece una librería y trabaja remitiendo crónicas, primicias periodísticas y literarias y cuentos a periódicos de su región natal desde el año 1908. Trabajos suyos de esta época aparecen en el Diario de Avilés. También colabora con asiduidad en periódicos cubanos, como el Diario Español, Diario de la Marina (ambos de La Habana), La Correspondencia (Cienfuegos), Voz Astur (revista de La Habana), El Faro del Emigrante y El Emigrante. Una recopilación de estos trabajos formaría parte de sus libros La des-unión hispanoamericana e Ideas. Allí adopta el seudónimo de Españolito al escribir en las columnas del Diario Español en 1913, cuando entra en controversia con otro escritor cubano que firmaba como Cubanito. En 1915 vio la luz el primer libro de Constantino Suárez, ¡Emigrantes...!, novela que se ambienta en la emigración española a América. En 1919 publica Oros son triunfos, de la misma temática.
Tras el éxito literario, regresa a España en 1921, donde se prodiga en la prensa y escribe novelas, como Isabelina y El hijo de trapo, que alcanzaron gran divulgación y popularidad en aquellos tiempos. Heraldo de Madrid, La Esfera, Nuevo Mundo, Por esos mundos, España Y América, son publicaciones de Madrid que recogen sus trabajos. Sin embargo, sigue ligado a la prensa cubana, publicando en El Progreso de Asturias (La Habana) y también en otros periódicos hispanoamericanos, como La Razón y Heraldo de Asturias, de Buenos Aires. Tampoco olvida sus orígenes asturianos y manda regularmente trabajos a los diarios El Noroeste, La Prensa, Región y La Voz de Avilés.
En 1930 aparece su obra Cuentistas asturianos, una antología de veinte autores ordenados cronológicamente por su año de nacimiento desde Ceferino Suárez Bravo hasta José Díaz Fernández, que incluyen a figuras literarias como Clarín, Palacio Valdés, Juan Ochoa y Francisco Acebal y a nombres más modestos. Finalmente, en 1936 aparecen los tres primeros tomos de su obra Escritores y artistas asturianos. Índice Bio-Bibliográfico, una referencia bibliográfica imprescindible en la actualidad. De ella se publicaron siete tomos, aunque sólo tres de ellos mientras estaba vivo. Tras soportar los años de la Guerra Civil en Madrid, falleció en esta ciudad el 4 de marzo de 1941. En 1952 sus restos mortales fueron trasladados al panteón familiar en el cementerio de su ciudad natal, Avilés.
y apenas pasa año sin que salga a los escaparates algún nuevo libro suyo. El 2 de junio de 1924 contrae matrimonio en Avilés con la señorita Dolores Suárez. Isabelina y Sin testigos y a oscuras son acaso las dos novelas más conocidas de Españolito. La acción de la primera -publicada en 1924- ocurre en la villa de Miracielo (fácilmente identificable con Avilés) y la protagonizan don Cipri (Cipriano) e isabelina; la época de los sucesos referidos es «a más de la mitad del siglo xix». La parte costumbrista de esta novela, lo que en ella se da de ambiente asturiano típico, merece ser destacada. Supersticiosas creencias en trasgos, guaxas y entes semejantes: la danza prima: concretas costumbres; notas sobre indumentaria ya en total desuso; canciones muy populares, etc. Cabe advertir, por lo demás, una excesiva ingenuidad en ciertos momentos y situaciones y una expresión poco eficaz novelísticamente hablando. En Sin testigos y a oscuras (1925) estamos situados en Puertoalegre (que es Luanco), «villina graciosa y pulcra, nido de mareantes escondido en una de las múltiples sinuosidades pintorescas que festonean el litoral asturiano». Ernestina y Enrique son los principales personajes de la acción, que sucede poco tiempo después de con-cluida la guerra de 1914-1918. El clima moral de la pequeña villa, estrecho y mezquino, está conseguido; el carácter de Ernestina tiene cierta dignidad y prestancia; deben destacarse algunos personajes episódicos como el erudito y filósofo don Senén, o el campanudo y vacuo periodista Agapito Nuevo. Pero las impresiones de Enrique al contemplar por vez primera el paisaje asturiano resultan triviales en cuanto a contenido y expresión. Es 1927 en la biografia de Constantino Suárez un año de laureles, pues obtuvo tres premios en otros tantos certámenes literarios: por un cuento enviado al concurso que había convocado el Diario Español, de Buenos Aires; por una semblanza del polígrafo avilesino Estanislao Sánchez Calvo: y por el relato Los flacos de la soberbia, presentado al concurso de El Imparcial (Madrid) y al que acudieron otros setecientos veintisiete. En 1927, asimismo, sale otra novela: Una sombra de mujer. Pasan dos años -1928 y 1929- sin que Españolito dé libro nuevo alguno, ya que por entonces anda metido en serios menesteres eruditos. Por 1930 y 1931, Constantino Suárez, sin desatender su labor literaria, hace política de signo republicano: son los días en que la República se presenta a los ojos de bastantes españoles como una esperanzadora solución de viejos y enconados problemas; desde junio de 1932 estuvo adscrito al Patronato de Misiones Pedagógicas, dentro del cual ocupó diferentes puestos.