Xana

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El vocablo Xana proviene de Diana, la diosa romana de la caza, que en la evolución del latín vulgar se convirtió en Jana y se asturianizó como Xana.

También conocidas en algunos concejos como inxanas.

Ninfas de las fuentes y de las grutas, vigilan a los seres encantados (damas, niños, caballeros y sobre todo moros cautivos).

Pequeñas de estatura pero muy atractivas y bellas, tienen un pelo largo y rubio que arreglan con un peine de nácar y oro. Sus pies son diminutos, y por donde pisan nacen flores que mueren cuando ellas entran en sus casas.

En el amanecer de la noche de San Juan, las Xanas realizan una ofrenda a la xana reina y celebran así el nacimiento de la flor del agua. La doncella que consigue esta flor puede desencantar a un caballero quien será su compañero para siempre.

Bibliografía