Alonso de Proaza

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Humanista, comediógrafo, poeta, corrector y editor del siglo XVI, cuyo lugar de nacimiento no se conoce con exactitud, aunque se fecha en torno al año 1445.

Menéndez Pelayo, quien le define como un “humanista trashumante”, en el sentido de que desempeñó durante algún tiempo diversas tareas editoriales teniendo que desplazarse de un lugar a otro corrigiendo pruebas de imprenta, lo considera nacido en Andalucía aunque oriundo de Asturias. El propio Alonso de Proaza se aplica, en sus obras latinas, el gentilicio “asturicenses”, lo que suscita a su vez más debates puesto que algunos latinistas lo traducen como natural de Astorga.

Reside de joven en Oviedo para trasladarse posteriormente a estudiar a Salamanca, matriculándose en la Facultad en 1461, ciudad en la que finalmente obtendría el grado de bachiller en artes, y en la que años más tarde, entre 1488 y 1500, trabaría amistad con Fernando Rojas. De esa amistad se deriva la colaboración entre Rojas y Proaza, quien sería el corrector y editor de las versiones quinientistas de La Celestina, y el autor del prólogo de la segunda edición de esta obra, así como de los versos acrósticos que la encabezan y las coplas que se incluyeron al final. En 1504 es nombrado catedrático de Retórica en la Universidad de Valencia, escribiendo al año siguiente Oratio luculenta de laudibus Valentiae, pieza en la elogia a Valencia y expresa su agradecimiento por su nombramiento. Su estancia en la ciudad levantina, donde también había trabajado como secretario del obispo de Tarazona, Guillén de Moncada, le pondrá en contacto con el movimiento de renovación de Raimundo Lulio, que tendrá también focos en Alcalá de Henares, Barcelona y París, encargándose de la traducción al español y publicación de las obras del beato. En 1517 cede su cargo de profesor de retórica a Alonso Ordóñez, responsable de la edición de la Relectio Nova de Nebrija.

En su faceta de poeta, Proaza, tras su Oratio luculenta de laudibus Valentiae, escribe diversas poesías en latín y español. Sus obras poéticas se hallan distribuidas entre el Cancionero General de Hernando del Castillo, que publicaría en 1507, y que volvería a imprimirse en 1514, y las distintas obras en las que colaboró como corrector o como editor, a modo de encabezamiento. Después de 1517 se le pierde la pista, aunque el estudioso McPheeters sostiene que se recluyó en un convento donde habrían transcurrido sus últimos días, muriendo en 1530, si bien se trata de una opinión discutida.

En el aspecto de editor, tarea que compaginó con su cargo de profesor en Valencia, destaca sobre todo su participación en las ediciones de La Celestina: Toledo, 1500, Sevilla, 1501, y Valencia en 1514 y 1518. También hay que destacar su papel como traductor y editor de las versiones en español de las obras de Raimundo Lulio: Ars metaphysicalis, 1506, Officium gloriosissimi et beatissimi martyris Raymundi Lulli, 1506, en colaboración con Jaime Janer, Disputatio Raymundi Christiani et Hamar saraceni, 1510, en la cual se incluyeron los Disputatio quinque hominum sapientium, Liber de accidente et substantia, Liber de demonstratione per aequiparantiam y Sentencia definitiva; el Logica Nova, 1512, que contiene además los Liber de ascensu et descensu intellectus y Liber correlativorum innatorum; el Ars inventiva veritatis, 1515, donde se incluyeron traducciones del catalán al latín de Taula general, como Tabula generalis, y Art de fer e solre questions, como Lectura super artem inventivam et tabulam generalem (Arte de presentar y resolver cuestiones, y Comentario acerca del Arte inventivo y de la Tabla general). Por último, destaca entre sus ediciones la versión sevillana de las Sergas de Esplandián, del regidor Garci Núñez de Montalvo, publicada en 1510, donde se incluirían seis octavas de arte mayor compuestas por el propio Alonso de Proaza.

Además se le atribuyen tres comedias tituladas Thebaida, Hipólita y Serafina, y una Exposición de las doctrina de Raimundo Lulio.