Palacio de Camposagrado

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Declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, el 26 de mayo de 1943.

A finales del siglo XVII, la familia de los Bernaldos de Quirós acomete un programa de reformas en todas sus casonas familiares. De este modo, el marqués de Camposagrado –José Manuel Bernaldo de Quirós-, en 1698, acometió la reforma de los viejos edificios que la familia tenía en Oviedo prolongándose las obras más de 50 años. En un principio, se encargaron las obras a los arquitectos Pedro Fernández Lorenzana y Domingo Suárez Solar aunque finalmente se desestimó su proyecto. En 1719 se pensó en levantar un edificio de nueva planta a cargo de otro arquitecto, Francisco de la Riva Ladrón de Guevara (1686-1741), el de mayor prestigio en la ciudad, que finalmente sólo pudo erigir los cimientos y algunas zonas de la parte baja del palacio, donde se aprecian claras similitudes con el Palacio del Duque del Parque. En 1744, Pedro Antonio Menéndez de Ambás se ocupó de finalizar las obras en el segundo piso, respetando mayoritariamente el proyecto de Francisco de la Riva si bien introdujo algunas modificaciones en el piso inferior y en el patio. En 1752 el palacio ya estaba terminado aunque la obra de hierro aún se prolonga unos años más.

Se trata de un edificio exento de planta cuadrada organizado en torno a un patio interior, tipología típica del palacio urbano. Sus cuatro fachadas realizadas en muros de mampostería revestidos por sillería arenisca y con esquinas decoradas con el almohadillado tradicional.

En la fachada sur se abría una puerta, que hoy ya no se conserva, que daba al jardín privado con el que contaba el edificio. Esta fachada y la norte tienen una ornamentación más sencilla en comparación con las principales, orientadas hacia la Plaza Porlier y hacia la Calle San Juan.

Una línea de imposta separa las dos plantas del edificio si bien, el inferior, se estructura en dos pisos claramente diferenciados por la morfología de sus vanos: la bodega, con tragaluces abocinados con remate mixtilíneo, y el entresuelo con ventanas enmarcadas por molduras de orejas. Igualmente, la puerta de acceso también cuenta con grandes molduras de orejas y está enmarcada por dos semicolumnas estriadas. Este piso inferior es de estilo barroco mientras que el superior ya presenta algunos elementos neoclásicos: parejas de pilastras jónicas separan los balcones que presenta una moldura partida con una cara masculina o femenina central. Sobre el balcón de la calle central se encuentra el escudo familiar.

En la cubierta, a cuatro aguas, destaca el gran alero, que además fue aumentado en reformas posteriores, y que introduce un toque regionalista. El alero, con tres filas de canecillos, tiene remate en frontón curvo donde va integrado el escudo familiar.

En el patio interior, tres arcos carpaneles, sobre columnas toscanas, se abren a cada lado. Arcadas que se repetían en la crujía este del piso superior, abierta para dar luz a la escalera monumental ubicada en esta zona. El resto de las crujías estaban cerradas.

Fue incendiado durante la revolución de octubre del 34 y, en los años 40 del siglo pasado, el arquitecto Enrique Rodríguez Bustelo se ocupó de su reforma modificando el piso superior que quedó abierto en sus cuatro lados.

Hoy es la actual Audiencia Provincial


Bibliografía

  • V. de la Madrid Álvarez, “Arquitectura Barroca Civil (II)”, El Arte en Asturias a través de sus obras, Oviedo, 1996.