Diferencia entre revisiones de «Gustavo de la Fuente González»
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'''Gustavo de la Fuente González''', principalmente recordado por ser padre de [[Aida Lafuente]], nació en Valladolid, hijo de Mariano de la Fuente (natural de Palencia) y de Pascuala González (natural de Pedrosa del Rey, Valladolid). | '''Gustavo de la Fuente González''', principalmente recordado por ser padre de [[Aida Lafuente]], nació en Valladolid, hijo de Mariano de la Fuente (natural de Palencia) y de Pascuala González (natural de Pedrosa del Rey, Valladolid). | ||
− | Casado con Jesusa Penaos, nacida en León, | + | Casado con [[Jesusa Penaos del Barrio]], nacida en León, tuvieron varios hijos: Gustavo, Daniel, Aida, Maruja, Susana y Pilar, la más pequeña, nacida en 1919. Aida nació el día veinticinco de febrero de mil novecientos quince, a las doce de la mañana, en la calle de Catalinas número diez de León, y fue inscrita dos días después como [[Aida Lafuente|Aida de la Fuente Penaos]] en el Registro Civil de León (sección 1ª, tomo 55, folio 273). |
− | La familia | + | La familia se trasladó a vivir a Oviedo, donde Gustavo de la Fuente trabajó como pintor de carteles y decorados para el [[Teatro Campoamor]]. |
Activo comunista, fue uno de los organizadores del Partido Comunista de España en Oviedo. Implicado en el proceso revolucionario de octubre de 1934 contra la República burguesa de 1931, en el que falleció su hija Aida, fue procesado en el correspondiente Consejo de Guerra para esclarecer y castigar en su caso sus responsabilidades en el movimiento revolucionario armado contra la legalidad republicana: | Activo comunista, fue uno de los organizadores del Partido Comunista de España en Oviedo. Implicado en el proceso revolucionario de octubre de 1934 contra la República burguesa de 1931, en el que falleció su hija Aida, fue procesado en el correspondiente Consejo de Guerra para esclarecer y castigar en su caso sus responsabilidades en el movimiento revolucionario armado contra la legalidad republicana: | ||
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«Nuestro estudio depende, en su totalidad, de la Delegación de Propaganda y Prensa y tiene constituido un Comité de Taller formado por cinco elementos artísticos, que son: Enrique Garrán, Carlos Girón, Manuel Moyano, Pedraza Blanco y yo, responsable. Este comité se reúne forzosamente una vez a la semana y todas las veces que lo reclaman las necesidades del trabajo para resolver problemas interiores sobre la creación y distribución de las obras. El funcionamiento del estudio depende de la cantidad de labor a desarrollar, según circunstancias. Nuestros compañeros no trabajan con arreglo a horario fijo, sino según las necesidades de cada obra en realización; pero nunca menos de siete horas diarias. En el taller suelen encontrarse catorce o más pintores cada día, que llegan hacia las ocho de la mañana. Como todos son profesionales no necesitan control para su trabajo. (...) Todos los artistas cobran un sueldo de guerra –diez pesetas– cuando trabajan. Además tienen un pequeño premio que se otorga al boceto aprobado para reproducir. El mayor estímulo de todos es que se les acepte uno de estos bocetos y la satisfacción de contribuir así a la mejor defensa de la causa antifascista. Trabajan con verdadero desinterés, y lo que ganan, aparte del sueldo diario, suelen entregarlo al Socorro Rojo Internacional y a otras entidades benéficas. (...) Las ideas nacen en la Junta Delegada de Defensa y en este taller. Después de aceptadas se convierten en lema para exponer dentro del estudio y del Sindicato, con objeto de que todos los sindicados puedan presentar sus bocetos, desarrollando cada lema según la visión artística personal. Se da un plazo de entrega de estos bocetos con arreglo a la actualidad de cada uno y que viene a ser de doce horas a tres días. Por fin, aprobado, se convierte en cartel y se fija, de acuerdo con el Sindicato de Fijadores CNT, que nos hace, por cierto, un precio especial.» (Mario Arnold, «Los cartelistas revolucionarios. Cómo funciona el estudio que nació de una visita a las trincheras. Los artistas revolucionarios ganan diez pesetas como los milicianos. El mejor premio para los cartelistas es la aprobación de un boceto», ''Heraldo de Madrid,'' 9 de febrero de 1937, página 6; apud José Álvarez Lopera, «Arte para una guerra», ''Cuadernos de Arte e Iconografía'', Madrid 1990, tomo III, 5.) | «Nuestro estudio depende, en su totalidad, de la Delegación de Propaganda y Prensa y tiene constituido un Comité de Taller formado por cinco elementos artísticos, que son: Enrique Garrán, Carlos Girón, Manuel Moyano, Pedraza Blanco y yo, responsable. Este comité se reúne forzosamente una vez a la semana y todas las veces que lo reclaman las necesidades del trabajo para resolver problemas interiores sobre la creación y distribución de las obras. El funcionamiento del estudio depende de la cantidad de labor a desarrollar, según circunstancias. Nuestros compañeros no trabajan con arreglo a horario fijo, sino según las necesidades de cada obra en realización; pero nunca menos de siete horas diarias. En el taller suelen encontrarse catorce o más pintores cada día, que llegan hacia las ocho de la mañana. Como todos son profesionales no necesitan control para su trabajo. (...) Todos los artistas cobran un sueldo de guerra –diez pesetas– cuando trabajan. Además tienen un pequeño premio que se otorga al boceto aprobado para reproducir. El mayor estímulo de todos es que se les acepte uno de estos bocetos y la satisfacción de contribuir así a la mejor defensa de la causa antifascista. Trabajan con verdadero desinterés, y lo que ganan, aparte del sueldo diario, suelen entregarlo al Socorro Rojo Internacional y a otras entidades benéficas. (...) Las ideas nacen en la Junta Delegada de Defensa y en este taller. Después de aceptadas se convierten en lema para exponer dentro del estudio y del Sindicato, con objeto de que todos los sindicados puedan presentar sus bocetos, desarrollando cada lema según la visión artística personal. Se da un plazo de entrega de estos bocetos con arreglo a la actualidad de cada uno y que viene a ser de doce horas a tres días. Por fin, aprobado, se convierte en cartel y se fija, de acuerdo con el Sindicato de Fijadores CNT, que nos hace, por cierto, un precio especial.» (Mario Arnold, «Los cartelistas revolucionarios. Cómo funciona el estudio que nació de una visita a las trincheras. Los artistas revolucionarios ganan diez pesetas como los milicianos. El mejor premio para los cartelistas es la aprobación de un boceto», ''Heraldo de Madrid,'' 9 de febrero de 1937, página 6; apud José Álvarez Lopera, «Arte para una guerra», ''Cuadernos de Arte e Iconografía'', Madrid 1990, tomo III, 5.) | ||
− | La familia de Gustavo de la Fuente permaneció en Oviedo, falleciendo en el frente | + | La familia de Gustavo de la Fuente permaneció inicialmente en Oviedo, falleciendo en el frente sus hijos Gustavo y Daniel en los primeros momentos de la Guerra Civil. [[Jesusa Penaos del Barrio|Jesusa Penaos]] también falleció al poco de comenzar la Guerra, fusilada en el Campo de San Francisco, en Oviedo. |
− | Sin embargo, | + | Al parecer Gustavo de la Fuente murió en Madrid antes de que terminara la Guerra Civil. |
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+ | Sin embargo, en plena postguerra, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo le abrió expediente (''Archivo General de la Guerra Civil Española,'' Sección Especial Masonería, B, C. 54, exp. 14), al figurar su nombre en una relación de miembros de la [[Logia Jovellanos]] de Gijón, de 22 de noviembre de 1919. Y en el Sumario 693-44, formado el 2 de junio de 1944 (''Archivo General de la Guerra Civil Española,'' Expedientes de Causas, TERMC 10222) «contra Gustavo de la Fuente González por delito de masonería», fue «condenado a 12 años y un día de reclusión menor e inhabilitación absoluta perpetua». |
Revisión de 15:15 12 ene 2008
Gustavo de la Fuente González, principalmente recordado por ser padre de Aida Lafuente, nació en Valladolid, hijo de Mariano de la Fuente (natural de Palencia) y de Pascuala González (natural de Pedrosa del Rey, Valladolid).
Casado con Jesusa Penaos del Barrio, nacida en León, tuvieron varios hijos: Gustavo, Daniel, Aida, Maruja, Susana y Pilar, la más pequeña, nacida en 1919. Aida nació el día veinticinco de febrero de mil novecientos quince, a las doce de la mañana, en la calle de Catalinas número diez de León, y fue inscrita dos días después como Aida de la Fuente Penaos en el Registro Civil de León (sección 1ª, tomo 55, folio 273).
La familia se trasladó a vivir a Oviedo, donde Gustavo de la Fuente trabajó como pintor de carteles y decorados para el Teatro Campoamor.
Activo comunista, fue uno de los organizadores del Partido Comunista de España en Oviedo. Implicado en el proceso revolucionario de octubre de 1934 contra la República burguesa de 1931, en el que falleció su hija Aida, fue procesado en el correspondiente Consejo de Guerra para esclarecer y castigar en su caso sus responsabilidades en el movimiento revolucionario armado contra la legalidad republicana:
«Del pasado movimiento revolucionario. Fue suspendido uno de los Consejos de Guerra anunciados para hoy en Oviedo. Por disposición de la Asesoría Jurídico Militar, ha sido suspendido el Consejo de Guerra que se había de celebrar hoy en esta plaza, a las diez y media de la mañana, contra el procesado Gustavo de la Fuente González.» (El Noroeste, Gijón, 14 de septiembre de 1935, página. 3.)
Pasada prudentemente página sobre la intentona revolucionaria de 1934, en las elecciones del 16 de febrero de 1936 fue Gustavo de la Fuente elegido para el Ayuntamiento de Oviedo, en la candidatura del Frente Popular, formando parte de las listas del Partido Comunista de España:
«Comisión gestora en el Ayuntamiento de Oviedo. En el Gobierno civil se nos dió la relación de los nombres de gestores que hoy habrán de posesionarse del Ayuntamiento: Don Lorenzo López, don Luis Olveira, don Joaquín González, don Jesús Vallina, don Manuel Martínez, don Teodoro López Cuesta, don Teodomiro Menéndez, don Aurelio Cuesta, don Ramón García Alvarez y don Valentín Calleja, socialistas. Don José San Martín, don Enrique Fenández, don Luis Pérez Lozana, don Juan Bautista Alvarez, don Rafael Alvarez, don Nicolás Gallego, don Justo Fernández y don Alfonso Colubi, de Izquierda Republicana. Don Gustavo de la Fuente y don Ramón Roza, comunistas.» (El Noroeste, Gijón, 13 de marzo de 1936, página. 2.)
Durante la Guerra Civil permaneció en Madrid. En 1937 presidía el Sindicato de Profesionales de las Bellas Artes (de la UGT), estructura puesta entonces al servicio de la propaganda política, en la que junto a Gustavo de la Fuente desarrollaron su actividad artística Emeterio Melendreras (1905-1996), Antonio Cañavate Gómez (1902-1987), el socialista Luis Quintanilla (1893-1978)..., primero al servicio de la Consejería de Propaganda y Prensa de la Junta de Defensa de Madrid, y a partir de abril de 1937, directamente dependiendo de la Subsecretaría de Propaganda. En ese entorno se elaboró el cartel «Heroínas de la independencia y la libertad de España», en el que se unen los nombres de Agustina de Aragón y Mariana Pineda con los de Aida Lafuente y Lina Odena. Aseguraba Gustavo de la Fuente en una entrevista en 1937 que «toda nuestra labor está considerada como trabajo auxiliar de guerra», y en otra entrevista describe cómo trabajaba el grupo que él dirigía:
«Nuestro estudio depende, en su totalidad, de la Delegación de Propaganda y Prensa y tiene constituido un Comité de Taller formado por cinco elementos artísticos, que son: Enrique Garrán, Carlos Girón, Manuel Moyano, Pedraza Blanco y yo, responsable. Este comité se reúne forzosamente una vez a la semana y todas las veces que lo reclaman las necesidades del trabajo para resolver problemas interiores sobre la creación y distribución de las obras. El funcionamiento del estudio depende de la cantidad de labor a desarrollar, según circunstancias. Nuestros compañeros no trabajan con arreglo a horario fijo, sino según las necesidades de cada obra en realización; pero nunca menos de siete horas diarias. En el taller suelen encontrarse catorce o más pintores cada día, que llegan hacia las ocho de la mañana. Como todos son profesionales no necesitan control para su trabajo. (...) Todos los artistas cobran un sueldo de guerra –diez pesetas– cuando trabajan. Además tienen un pequeño premio que se otorga al boceto aprobado para reproducir. El mayor estímulo de todos es que se les acepte uno de estos bocetos y la satisfacción de contribuir así a la mejor defensa de la causa antifascista. Trabajan con verdadero desinterés, y lo que ganan, aparte del sueldo diario, suelen entregarlo al Socorro Rojo Internacional y a otras entidades benéficas. (...) Las ideas nacen en la Junta Delegada de Defensa y en este taller. Después de aceptadas se convierten en lema para exponer dentro del estudio y del Sindicato, con objeto de que todos los sindicados puedan presentar sus bocetos, desarrollando cada lema según la visión artística personal. Se da un plazo de entrega de estos bocetos con arreglo a la actualidad de cada uno y que viene a ser de doce horas a tres días. Por fin, aprobado, se convierte en cartel y se fija, de acuerdo con el Sindicato de Fijadores CNT, que nos hace, por cierto, un precio especial.» (Mario Arnold, «Los cartelistas revolucionarios. Cómo funciona el estudio que nació de una visita a las trincheras. Los artistas revolucionarios ganan diez pesetas como los milicianos. El mejor premio para los cartelistas es la aprobación de un boceto», Heraldo de Madrid, 9 de febrero de 1937, página 6; apud José Álvarez Lopera, «Arte para una guerra», Cuadernos de Arte e Iconografía, Madrid 1990, tomo III, 5.)
La familia de Gustavo de la Fuente permaneció inicialmente en Oviedo, falleciendo en el frente sus hijos Gustavo y Daniel en los primeros momentos de la Guerra Civil. Jesusa Penaos también falleció al poco de comenzar la Guerra, fusilada en el Campo de San Francisco, en Oviedo.
Al parecer Gustavo de la Fuente murió en Madrid antes de que terminara la Guerra Civil.
Sin embargo, en plena postguerra, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo le abrió expediente (Archivo General de la Guerra Civil Española, Sección Especial Masonería, B, C. 54, exp. 14), al figurar su nombre en una relación de miembros de la Logia Jovellanos de Gijón, de 22 de noviembre de 1919. Y en el Sumario 693-44, formado el 2 de junio de 1944 (Archivo General de la Guerra Civil Española, Expedientes de Causas, TERMC 10222) «contra Gustavo de la Fuente González por delito de masonería», fue «condenado a 12 años y un día de reclusión menor e inhabilitación absoluta perpetua».