Diferencia entre revisiones de «Riosa»
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Revisión de 23:39 23 oct 2011
Enclavado en el centro de Asturias y perteneciente a los Valles Mineros, su posición en la montaña central asturiana y la cuenca del Caudal ha determinado las características de este concejo a lo largo de la historia.
A pesar de que se han encontrado materiales líticos atribuibles a la cultura musteriense del paleolítico medio, hay que remontarse al neolítico y a las primeras etapas de la edad de los metales para encontrar datos y vestigios que indiquen una presencia humana continuada en el concejo. En particular, los de mayor valor corresponden a unas minas de cobre, de la Edad de Bronce. Todo un tesoro de la minería metalífera de la Península Ibérica que se halla en la vertiente este de la Sierra del Aramo, cerca de la aldea de Llamo. En 1888 Van Straalen, un ingeniero de la fábrica de Mieres, descubrió de forma accidental la existencia de esta antigua explotación de aproximadamente 15.000 m³, distribuidos por una extensa red de galerías y pozos. La existencia de restos humanos hace suponer que tras las actividades extractivas el lugar tuvo usos funerarios.
Debido a la presencia de varios castros en el concejo, el de La Peña El Cocheu, en Rioseco, y El Pico Castiello, en El Collao, se cree que Riosa fue habitada por el pueblo prerrománico pésico. En este último castro se encontró un ara romana al parecer consagrada al dios Reo Pecio Parameco. Las inscripciones de algunas lápidas y las influencias en la toponimia local muestran la activa participación romana en la zona.
Las primeras referencias escritas alusivas al concejo aparecen en el Alto-medievo. Por aquel entonces, con fecha de 857, hay noticia de la donación del valle por parte de Ordoño I a San Salvador. Sea como fuere el valle aparece como un dominio feudal de la Iglesia de Oviedo, pertenencia que se mantuvo durante varios siglos.
A raíz de la desamortización de bienes eclesiásticos efectuada durante el reinado de Felipe II, y pese al interés de la capital asturiana por adquirir las tierras de Riosa, son los vecinos del lugar —con fecha 17 de diciembre de 1579— los que finalmente compran este territorio. De esta forma Riosa —a excepción de Llamo— se constituye en un concejo autónomo sometido a la jurisdicción ordinaria.
Se inició así una nueva etapa, con la localidad de Felguera como capital del concejo. No fue hasta mediados del s. XIX cuando soplaron nuevos aires para el concejo con el inicio de las explotaciones carboníferas. La necesidad de abastecer la fábrica de Armas instalada en Trubia provocó que en 1846 se comenzase a extraer la riqueza carbonífera del valle del río Llamo. Es Hulleras de Riosa quien lo hace inicialmente, hasta que más tarde la construcción del ferrocarril de la cuenca langreana provocó que el carbón de Riosa dejase de ser rentable, lo que lo dejó al margen de las principales vías de distribución.
En 1880 Felguera deja de ser capital del concejo en favor de La Vega, capitalidad que se ha mantenido hasta la actualidad.
Riosa ofrece la posibilidad de tocar el cielo a través de las cumbres de la Sierra del Aramo, y de conocer una parte del pasado gracias a las minas de Rioseco (una de las explotaciones mineras más antiguas de Europa), así como el Olimpo del Ciclismo, El Angliru, donde los ciclistas más arrojados pueden poner a prueba su capacidad de sufrimiento.