Palacio Episcopal

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Fachada del Palacio Episcopal de Oviedo

Tiene su entrada principal por la plaza de la Corrada del Obispo y ocupa el solar en el que presumiblemente se alzaron los primitivos palacios de los reyes de Oviedo.

La fábrica actual comprende distintas etapas de construcción que no se remontan más allá del siglo XVI puesto que el edificio original es posible que quedase totalmente arrasado durante el incendio de 1522, que destruyó gran parte de la ciudad. Así, las distintas obras realizadas permitían descubrir, entre sus paredes, pequeñas ventanas románicas de una construcción más antigua.

El palacio también fue pasto de la llamas durante la Revolución del 34, en un incendio provocado por las tropas gubernamentales. En 1942 se iniciaron las labores de reconstrucción, modificándose notablemente la fachada pero conservando idéntica la puerta principal y sin alterar el aspecto del conjunto.

La fachada principal, orientada al este, cuenta con una puerta de grandes dimensiones con sillares almohadillados y flanqueada por el escudo del Obispado de Oviedo. Sobre ella, un balcón voladizo con rejería y también con la Cruz de los Ángeles, escudo del Cabildo, y el blasón del arzobispo Diego Aponte Quiñones (1585-1598).

El resto de fachadas son más modestas aunque en la sur, donde hay un jardín con pozo que da a la Calle Canóniga, se encuentra el escudo de Juan García Avello y Castrillón (1730-1744). En 1734, bajo el pontificado mismo arzobispo, se abrió el Tránsito de Santa Bárbara: arco con galería superior para comunicar directamente el ala norte del palacio episcopal con la Catedral.

El edificio se articula en torno a un patio interior, con columnas toscanas, cerrado por galerías con cristales y hierro de armadura gótica el piso superior, al que se accede por una gran escalera. Este patio es obra del arzobispo Ramón Martínez Vigil (1884-1904) quien lo reformó por completo al igual que otras dependencias de la planta baja. Además, sustituyó la antigua escalera de acceso a las galerías superiores por otra con mármoles de Almería.

En el interior, también encontramos las armas de otros arzobispos que pueden servirnos, como indica Fermín Canella Secades, para conocer las fechas de las sucesivas reformas de las que fue objeto el palacio. Así, en los ángulos del patio encontramos los escudos de la familia de los prelados Juan Daza (1498-1502) y Diego de Muros (1512-1526). Por otra parte, Juan Francisco Manrique Lara (1754-1760) colocó las armas de su familia en las puertas del salón de Sínodos y en el retablo de la capilla particular de los obispos. Igualmente, en un ángulo de escalera anterior a la reforma del siglo XIX, se ubica el escudo del arzobispo Agustín González Pisador (1760-1791).

El edificio alberga la residencia del Arzobispo, oficinas eclesiásticas y el Archivo Diocesano.

Bibliografía