Diferencia entre revisiones de «Oviedo»

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Ciudad del norte de España (43º22'N, 5º50'O) y concejo del mismo nombre.  
 
Ciudad del norte de España (43º22'N, 5º50'O) y concejo del mismo nombre.  
  
Es la capital de la comunidad autónoma del [[Principado de Asturias]] y ha tenido un destacado papel en la historia de España como sede regia del primer núcleo de [[La Reconquista]]. Tres ciudades americanas situadas en Paraguay, la República Dominicana y La Florida en los Estados Unidos, fueron bautizadas con su mismo nombre varios siglos después. Esta circunstancia fue recogida en una placa homenaje situada en el pórtico que da entrada a la [[Plaza de Feijoo]] en tiempos del mandato del alcalde [[Antonio Masip Hidalgo|Antonio Masip]]
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Es la capital de la comunidad autónoma del [[Principado de Asturias]] y ha tenido un destacado papel en la historia de España como sede regia del primer núcleo de [[La Reconquista]]. Tres ciudades americanas situadas en Paraguay, la República Dominicana y La Florida en los Estados Unidos, fueron bautizadas con su mismo nombre varios siglos después. Esta circunstancia fue recogida en una placa homenaje situada en el pórtico que da entrada a la [[Plaza de Feijoo]] en tiempos del mandato del alcalde [[Antonio Masip Hidalgo|Antonio Masip]].
  
 
==Concejo==
 
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Las favorables condiciones de la minería entre el final del siglo XIX y principios del siglo XX propiciaron una aceleración del ritmo de creación de nuevas industrias que tuvo un decisivo punto de inflexión en 1898, al producirse la repatriación de capitales indianos. La burguesía autóctona adoptó además una postura más decididamente inversora, plasmada en el ámbito comercial, financiero e industrial, con el desarrollo de modernas sociedades anónimas vinculadas a consorcios nacionales para formar de holdings como el Crédito Industrial Gijonés, en detrimento de los tradicionales negocios familiares, y con la puesta en marcha de la banca moderna, en sustitución o muchas veces como evolución de los banqueros comerciantes tradicionales, que realizó importantes inversiones en la industria.
 
Las favorables condiciones de la minería entre el final del siglo XIX y principios del siglo XX propiciaron una aceleración del ritmo de creación de nuevas industrias que tuvo un decisivo punto de inflexión en 1898, al producirse la repatriación de capitales indianos. La burguesía autóctona adoptó además una postura más decididamente inversora, plasmada en el ámbito comercial, financiero e industrial, con el desarrollo de modernas sociedades anónimas vinculadas a consorcios nacionales para formar de holdings como el Crédito Industrial Gijonés, en detrimento de los tradicionales negocios familiares, y con la puesta en marcha de la banca moderna, en sustitución o muchas veces como evolución de los banqueros comerciantes tradicionales, que realizó importantes inversiones en la industria.
  
Sin embargo, el sector minero asturiano entró en crisis al concluir la Primera Guerra Mundial, proliferando los pequeños chamizos, de tal forma que la reaparición del carbón inglés en 1920 sumió al sector hullero asturiano en una crisis. En las cuencas mineras apareció la figura del obrero mixto, que compaginaba el trabajo en la mina o en la fábrica con la huerta y la ganadería, mayoritario hasta la Primera Guerra Mundial. Es en Gijón donde el mayor desarrollo industrial propició la aparición de población obrera en el sentido más estricto. Allí surgieron los primeros grupos obreros, generalmente vinculados a anarquistas, mientras en la cuenca minera el PSOE se convertía en el partido obrero más importante. Como mecanismo defensivo frente a la amenaza socialista y anarquista la Iglesia promovió Círculos Obreros Católicos, que combinan actividades lúdicas con labores asistenciales, en la línea de los planteamientos de León XIII. En las labores de captación ideológica destacaron [[Maximiliano Arboleya]] y el [[Padre Pedro José Gafo]]. La Primera Guerra Mundial recrudece la conflictividad social y política, fraguándose un pacto de unidad de acción entre la UGT y la CNT culminado en el verano de 1917. Lo más característico de la crisis en Asturias será la huelga general de agosto, apoyada por socialistas, anarquistas y reformistas, y duramente reprimida por el ejército. En este contexto aparecen los primeros y exiguos movimientos regionalistas asturianos: La Junta Regionalista (que en realidad ya había surgido en 1916), creada por tradicionalistas y conservadores vinculados a [[Vázquez de Mella]], y la Liga Pro-Asturias impulsada por el conservador [[Nicolás de las Alas Pumariño]].  
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Sin embargo, el sector minero asturiano entró en crisis al concluir la Primera Guerra Mundial, proliferando los pequeños chamizos, de tal forma que la reaparición del carbón inglés en 1920 sumió al sector hullero asturiano en una crisis. Así, la figura del obrero mixto, que compaginaba el trabajo en la mina o en la fábrica con la huerta y la ganadería, fue decayendo a raíz de esta crisis. Es en Gijón donde el mayor desarrollo industrial propició la aparición de población obrera en el sentido más estricto, preferentemente de corte anarquista. Como mecanismo defensivo la Iglesia católica promovió los Círculos Obreros Católicos, en la línea del catolicismo social de León XIII. Entre ellos destacaron [[Maximiliano Arboleya]] y el [[Padre Pedro José Gafo]]. La Primera Guerra Mundial recrudece la conflictividad social y política, que da lugar a pactos entre anarquistas y PSOE, cuya principal acció fue el denominado Trienio Bolchevique, que en Asturias se inició con una huelga general en agosto de 1917. En este contexto aparecen los primeros y exiguos movimientos regionalistas asturianos: La Junta Regionalista (que en realidad ya había surgido en 1916), creada por tradicionalistas y conservadores vinculados a [[Juan Vázquez de Mella|Vázquez de Mella]], y la Liga Pro-Asturias impulsada por el conservador [[Nicolás de las Alas Pumariño]].  
  
La Dictadura de Primo de Rivera surgió en una situación crítica para el Régimen de la Restauración, saneando la administración, consiguiendo impulsar, merced a las donaciones de los indianos, importantes obras públicas, y haber dado un notable empuje a los sistemas de asistencia social y a la educación. También con capital indiano, junto con la aportación de los vecinos de las zonas rurales, se construyeron en Asturias a lo largo de los años veinte 1.475 escuelas.  El descenso de los índices de analfabetismo, que pasaron del 47% de 1920 al 34% en 1930, amplió el nicho comercial de las publicaciones escritas y convirtió a los periódicos en un arma política de primer orden. Mientras que [[La Voz de Asturias]], dirigida por [[José Tartiere]], pasó de un apoyo circunstancial a la Dictadura a reclamar la democratización del Régimen, el más sólido apoyo de éste fue el diario [[Región]], fundado en 1923 con importantes aportaciones económicas de miembros de la burguesía regional, que buscaba mitigar la influencia de los pocos rotativos de oposición y especialmente del consolidado diario reformista [[El Noroeste]].
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La Dictadura de Primo de Rivera surgió en una situación crítica para el Régimen de la Restauración, saneando la administración e impulsando, merced a las donaciones de los indianos, importantes obras públicas y mejorando notablemente los sistemas de asistencia social y a la educación. También con capital indiano, junto con la aportación de los vecinos de las zonas rurales, se construyeron en Asturias a lo largo de los años veinte 1.475 escuelas.  El descenso de los índices de analfabetismo, que pasaron del 47% de 1920 al 34% en 1930, amplió el nicho comercial de las publicaciones escritas y convirtió a los periódicos en un arma política de primer orden. Mientras que ''[[La Voz de Asturias]]'', dirigida por [[José Tartiere Lenegre|José Tartiere]], pasó de un apoyo circunstancial a la Dictadura a reclamar la democratización del Régimen, el más sólido apoyo de éste fue el diario [[Región]], fundado en 1923 con importantes aportaciones económicas de miembros de la burguesía regional, que buscaba mitigar la influencia de los pocos rotativos de oposición y especialmente del consolidado diario reformista ''[[El Noroeste]]''.
  
Con la llegada de la II República, la provincia de Oviedo vivió una clara polarización política entre los partidos de clase y las posiciones accidentalistas propugnadas por José María Gil Robles, cuyo ideario era apoyado por parte importante de la prensa regional –[[El Carbayón]], [[El Comercio]], [[La Voz de Asturias]], [[La Prensa]] y el ovetense [[Región]]- a excepción de [[El Noroeste]], rotativo gijonés controlado por los reformistas, y [[Avance]], diario socialista aparecido en 1931 que iba afianzando paulatinamente su influencia entre los obreros asturianos.
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Con la llegada de la II República, la provincia de Oviedo vivió una clara polarización política entre los partidos de clase y las posiciones accidentalistas propugnadas por José María Gil Robles, cuyo ideario era apoyado por parte importante de la prensa regional –''[[El Carbayón]]'', ''[[El Comercio]]'', ''[[La Voz de Asturias]]'', ''[[La Prensa]]'' y el ovetense ''[[Región]]''- a excepción de ''El Noroeste'', rotativo gijonés controlado por los reformistas, y ''[[Avance]]'', diario socialista aparecido en 1931 que iba afianzando paulatinamente su influencia entre los obreros asturianos.
  
Tras la pérdida del poder de la coalición republicano-socialista en las elecciones de 1933, el socialismo asturiano vira hacia posturas revolucionarias, que culminan en Octubre del 34, donde las diversas organizaciones sindicales formaron la UHP (Unión de Hermanos Proletarios), apartando por momentos sus diferencias. Tras el pacto de rendición entre [[Belarmino Tomás]] y [[Eduardo López Ochoa]], se mantuvo una situación tensa bajo denuncias de represión de los partidos obreros, situación que no se atemperó hasta el triunfo del Frente Popular en febrero 1936 y el estallido de la guerra civil meses después.
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Tras la pérdida del poder de la coalición republicano-socialista en las elecciones de 1933, el socialismo asturiano vira hacia posturas revolucionarias que culminan en Octubre del 34, donde las diversas organizaciones sindicales formaron la UHP (Unión de Hermanos Proletarios), apartando por momentos sus diferencias. Tras el pacto de rendición entre [[Belarmino Tomás]] y [[Eduardo López Ochoa]], se mantuvo una situación tensa bajo denuncias de represión de los partidos obreros, situación que no se atemperó hasta el triunfo del Frente Popular en febrero 1936 y el estallido de la guerra civil meses después.
  
La guerra civil española se caracterizó en Asturias por quedar aislados los insurrectos desde los inicios del alzamiento en dos únicos focos: Gijón, donde la guarnición del Cuartel de Simancas se rebeló siendo reducida tras un mes de resistencia, y Oviedo. El ambiguo comportamiento del general [[Antonio Aranda Mata]], al frente de las guarniciones del capital, desconcertó a la mayoría republicana ovetense y le permitió acogotarla con facilidad. El día 20 de julio el mando ovetense declara finalmente el estado de guerra y ocupa las posiciones estratégicas en la periferia de la ciudad. Oviedo quedó convertida en una isla rebelde. Los combates alcanzaron varias veces los barrios de la misma ciudad, siendo crítica la situación de los sublevados a mediados de octubre; pero el día 17 las columnas rebeldes, que avanzaron desde [[Grado]] hasta el centro de Asturias lograron romper el cerco republicano por [[El Escamplero]] y crear un estrecho pasillo por el que abastecer a la ciudad. No cejó sin embargo el asedio de los gubernamentales, convirtiéndose finalmente en gran ofensiva en febrero y marzo de 1937. A pesar de que la ciudad fue bombardeada desde tierra y aire no consiguieron los republicanos rendirla; unas tropas republicanas que fueron debilitándose paulatinamente hasta que en octubre de 1937, en el marco de las operaciones del frente Norte que permitieron a Franco desplazar a la región 100.000 efectivos con el apoyo de 100 aviones al haber caído Bilbao -19 de junio- y Santander -26 de agosto-, se desmoronaron en bloque. El cerco a Oviedo duró quince meses, convirtiéndose la ciudad en un símbolo de la propaganda rebelde y siendo incluida en el programa de reconstrucción de regiones devastadas (lo que daría origen al Plan Gamazo de urbanización) al quedar destruidos barrios enteros como el de [[San Lázaro]] y afectados numerosos edificios.
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La guerra civil española se caracterizó en Asturias por quedar aislados los insurrectos desde los inicios del alzamiento en dos únicos focos: Gijón, donde la guarnición del Cuartel de Simancas se rebeló siendo reducida tras un mes de resistencia, y Oviedo. El ambiguo comportamiento del general [[Antonio Aranda Mata]], al frente de las guarniciones del capital, desconcertó a la mayoría republicana ovetense. Así, el 20 de julio declara finalmente el estado de guerra y ocupa posiciones estratégicas en la periferia de la ciudad. Oviedo quedó convertida en una isla rebelde, asediada sin descanso por los leales, que llegaron a alcanzar en varias ocasiones los barrios de la ciudad. A mediados de octubre la situación es crítica, pero el día 17 las columnas rebeldes llegan desde Galicia al mando del [[Coronel Teijeiro]], atravesando [[Grado]] y el [[El Escamplero]], creando un pasillo de abastecimiento, por el que abastecer a la ciudad. El asedio, sin embargo, siguió y se convirtió en ofensiva en febrero y marzo de 1937. Sin embargo, los numerosos bombardeos fueron infructuosos y Oviedo resistió hasta que en octubre de 1937, tras la caída de Bilbao el 19 de junio y Santander el 26 de agosto, las fuerzas frentepopulistas se desmoronaron ante el avance rebelde. El cerco a Oviedo terminó así tras quince meses, convirtiéndose en un símbolo de resistencia por la propaganda rebelde.
  
Las destrucciones bélicas en la ciudad de Oviedo tardaron años en repararse, asimismo la reactivación de las actividades comerciales requirió la prolongación de pagos y moratorias y exenciones fiscales hasta 1941. El sistema de comunicaciones salió también muy dañado, sobreañadiéndose al estado calamitoso de la red viaria la falta de carburantes que hubo de ser suplida con los gasógenos (cuya potencia de tracción es muy inferior a la de la gasolina). Esta circunstancia revalorizó el ferrocarril que también sufría por su parte la escasez y la obsolescencia de los materiales y que únicamente estaba electrificado el tramo de Lena a Busdongo.
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Las destrucciones bélicas en la ciudad de Oviedo tardaron años en repararse, asimismo la reactivación de las actividades comerciales requirió la prolongación de pagos y moratorias y exenciones fiscales hasta 1941. Pese a todo, fue de las primeras ciudades en ser incluida en el programa de reconstrucción de regiones devastadas, lo que daría origen al Plan Gamazo de urbanización. Barrios enteros como el de [[San Lázaro]] fueron completamente devastados y afectados numerosos edificios.
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El sistema de comunicaciones salió también muy dañado, sobreañadiéndose al estado calamitoso de la red viaria la falta de carburantes que hubo de ser suplida con los gasógenos (cuya potencia de tracción es muy inferior a la de la gasolina). Esta circunstancia revalorizó el ferrocarril que también sufría por su parte la escasez y la obsolescencia de los materiales y que únicamente estaba electrificado el tramo de [[Lena]] a [[Busdongo]].
  
 
La planificación autárquica, producto del aislamiento político español durante la postguerra, supuso el impulso de sectores económicos como la minería, que alcanzó su mayor importancia debido a ser la única fuente energética disponible en España. Asturias atrajo mano de obra mediante ventajas sociales como los economatos, exención del servicio militar, concesión de viviendas a bajo precio o primas a la sobreproducción. Ello produjo un gran incremento de la población regional, sobre todo en Gijón, Avilés y Oviedo. La migratoria a América era ahora mucho menor. El campo experimentó durante el franquismo importantes transformaciones productivas, consolidadas plenamente a partir de los 60 y en consonancia con el definitivo desarrollo industrial de España que impulsó el régimen. Los planes de desarrollo y estabilización de finales de los cincuenta traerán consigo la decadencia de la minería de la hulla con la electrificación ferroviaria y el funcionamiento industrial con otros carbones foráneos. El agrupamiento de empresas mineras en la estatal HUNOSA no sirvió para frenar la tendencia.  
 
La planificación autárquica, producto del aislamiento político español durante la postguerra, supuso el impulso de sectores económicos como la minería, que alcanzó su mayor importancia debido a ser la única fuente energética disponible en España. Asturias atrajo mano de obra mediante ventajas sociales como los economatos, exención del servicio militar, concesión de viviendas a bajo precio o primas a la sobreproducción. Ello produjo un gran incremento de la población regional, sobre todo en Gijón, Avilés y Oviedo. La migratoria a América era ahora mucho menor. El campo experimentó durante el franquismo importantes transformaciones productivas, consolidadas plenamente a partir de los 60 y en consonancia con el definitivo desarrollo industrial de España que impulsó el régimen. Los planes de desarrollo y estabilización de finales de los cincuenta traerán consigo la decadencia de la minería de la hulla con la electrificación ferroviaria y el funcionamiento industrial con otros carbones foráneos. El agrupamiento de empresas mineras en la estatal HUNOSA no sirvió para frenar la tendencia.  

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Mapa de Oviedo


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Oviedo

Ciudad del norte de España (43º22'N, 5º50'O) y concejo del mismo nombre.

Es la capital de la comunidad autónoma del Principado de Asturias y ha tenido un destacado papel en la historia de España como sede regia del primer núcleo de La Reconquista. Tres ciudades americanas situadas en Paraguay, la República Dominicana y La Florida en los Estados Unidos, fueron bautizadas con su mismo nombre varios siglos después. Esta circunstancia fue recogida en una placa homenaje situada en el pórtico que da entrada a la Plaza de Feijoo en tiempos del mandato del alcalde Antonio Masip.

Concejo

El concejo de Oviedo se sitúa en la zona central de Asturias, una posición estratégica en el dintorno de la región, cerca de la intersección entre las antiguas calzadas romanas que la atravesaban en dirección Norte-Sur y Este-Oeste, que ha determinado su capitalidad desde la época de Alfonso II, el Casto y consiguientemente su crecimiento demográfico y el engrosamiento de su patrimonio artístico, uno de los más importantes del Principado, en el que descuellan sus restos prerrománicos.

Está comprendido entre los 43º16’45” y 43º25’38” de latitud Norte y los 2º03’16” y 2º19’46” de longitud O del meridiano de Madrid. Limita al Norte con el concejo de Llanera, al Sur con los de Santo Adriano, Ribera de Arriba y Mieres, al Este con los de Siero y Langreo y al Oeste con los de Grado y Las Regueras.

Lo integran cincuenta y un parroquias, veintinueve de ellas rurales y las veintitrés restantes urbanas, que agrupan un total de trescientos núcleos poblacionales entre caserías, lugares y aldeas.

Las parroquias rurales son: Santiago de Agüeria, Santa María de Bendones, Santa María de Brañes, San Juan de Caces, Santa Eulalia de Colloto, San Esteban de las Cruces, San Tirso de Godos, Santo Tomás de Latores, Nuestra Señora de la O de Limanes, San Bartolomé de Loriana; Santiago de la Manjoya, Santa Eulalia de Manzaneda, Santa María de Naranco y San Miguel de Lillo (hoy unidas), San Pedro de Naves, San Pedro de Nora, San Pelayo de Olloniego, San Cipriano de Pando, San Martín de Pereda, Santa Marina de Piedramuelle, Santa María de Pintoria, San Juan de Priorio, San Pelayo de Puerto, Santa María de San Claudio, San Esteban de Sograndio, Santa Teresa de Soto,Santa María de Trubia, San Julián de Box o Tudela Veguín, San Nicolás de Udrión y San Vicente de Villapérez.

Las parroquias urbanas son: San Tirso el Real, San Isidoro el Real, San Juan el Real, Santa María la Real de la Corte, Santo Domingo de Guzmán, San Lázaro del Camino; San Francisco de Asís, Nuestra Señora del Carmen, Corazón de María, San Julián de los Prados, La Sagrada Familia de Ventanielles, Natividad de Nuestra Señora, San Francisco Javier de la Tenderina, Nuestra Señora de Covadonga, San José de Pumarín, San Juan Bautista de la Corredoria, Nuestra Señora de la Merced, Santos Apóstoles, Santo Cristo de las Cadenas, San Pedro de los Arcos, San Pablo de la Argañosa, San Antonio de Padua y San Melchor.

Su condición de capital de la Comunidad Autónoma de Asturias y su situación hacen de Oviedo un importante nudo de comunicaciones: de la ciudad de Oviedo arranca el brazo sur de la Autopista Y, principal arteria de la región que comunica Oviedo con Avilés y Gijón. También atraviesan el concejo la A-66 o Autovía de la Plata, que discurre hacia el Sur por Mieres hasta el Huerna y las tierras leonesas, la N-630 que lleva al Puerto Pajares a través de las cuencas mineras, la A-64 que enlaza con Pola Siero y Villaviciosa, donde entronca con la Autovía del Cantábrico, la N-64 que conecta Asturias con Galicia y Cantabria; por último, el concejo es atravesado por varías carreteras regionales como la antigua carretera de Gijón, As-18, la AS-243 al sudeste del territorio ovetense, las AS-242, AS-322 y AS-228 al Sur y la AS-232 al Noroeste.

Geomorfología

Oviedo se sitúa sobre una zona oblonga y deprimida que avanza paralela a la costa y se extiende por el Este hasta Cangas de Onís, la denominada “Depresión de Oviedo”, sobre la que discurren las carreteras y vías férreas más importantes de la zona oriental de Asturias. Esta depresión se originó en el Terciario: en esa época el relieve era escaso y el mar, como se colige de la existencia de un amplio manto de sedimentos cretácicos, cubría la actual cuenca minera desde finales de la Era Secundaria; a lo largo del Terciario la región fue fracturándose, diferenciándose en varios bloques que durante este periodo experimentaron movimientos de ascenso, descenso y torsiones, dando lugar finalmente a la Cordillera Cantábrica y apareciendo una serie de sistemas lacustres en los que se produjo un depósito de arcillas rojas y margas blancas (en estas margas, en la zona de Llamaquique, se descubrieron en 1926 unos restos esqueléticos de vertebrados, la Fauna de Oviedo, que demostraron el origen cretácico de los sedimentos y su génesis lacustre) que da origen al actual subsuelo Ovetense. El contacto de estos sedimentos con los materiales previos de origen cretácico, areniscas, arenas y piedras calizas, fue muy discontinuo a consecuencia del relieve del terreno.

Para Truyols y Jolivert el relieve actual de la zona de Oviedo se explica a partir de su constitución geológica, la cual ha sido acentuada por la acción erosiva de su sistema hídrico: los cauces del Nalón y el Caudal han generado hoces en la piedra caliza, ocasionando un notable desnivel entre su curso y la elevación donde se asienta Oviedo que oculta el carácter depresivo de la zona. La "Depresión de Oviedo" se hace evidente desde la cima del Naranco, al pie del cual discurre una línea de fractura que delimita su bloque de los materiales en que se ubica la zona urbana

El concejo de Oviedo se halla comprendido en casi su totalidad en lo que se conoce como la “Región de pliegues y mantos de la zona cantábrica”, a la que únicamente desborda en su sector sur, correspondiente a Olloniego, por donde se adentra en la cuenca carbonífera central.

Clima

El clima del concejo de Oviedo se inscribe en el área climática de los valles asturianos al oscilar la altitud sus territorios entre los 70 y los 700 metros. A partir de los 200 metros comienza el valle alto, caracterizado por sensibles diferencias climáticas con respecto al bajo, derivadas del estancamiento de aire frío en este último, donde determina frecuentes nieblas frente a las temperaturas más extremas y menores precipitaciones del valle alto. Del estancamiento de aire en el valle bajo también se sigue un nivel más elevado de contaminación atmosférica, apreciable especialmente en circunstancias anticiclónicas, particularmente durante el invierno. Al producirse situaciones de altas presiones la inversión de madrugada, zona de separación entre aire frío inferior y aire relativamente cálido superior que bloquea la dispersión de las impurezas, puede prolongarse y enlazar con la del día siguiente.

La media anual de precipitaciones oscila entre los 1.000 mm en las zonas de poca altitud y 1.200 mm en las zonas elevadas, alcanzando los 1.093 en la ciudad de Oviedo y siendo los meses más lluviosos diciembre y enero y el menos lluvioso junio. Por término se producen 146 días anuales de precipitaciones, en su mayoría en forma de lluvias. Los días cubiertos al año son una media de 171 frente a la media de 68 despejados. La temperatura media anual en la ciudad de Oviedo es de 12,5º, siendo los meses más cálidos julio y agosto, con una media de 18,1 y 18,6 respectivamente, y los más fríos enero y febrero con 7,66 y 7,4.

La humedad relativa media al año es de 77% manteniéndose las medias mensuales alrededor de este valor. Humedades bajas, del 30%, sólo se dan con flujo de viento Sur en virtud del efecto foehn.

Población

La población asturiana fue, en virtud de su aislamiento y la pobreza de la tierra, pequeña en términos absolutos. Sin embargo, en comparación con la superficie de Asturias, era de las más pobladas, rondando los cuatrocientos mil habitantes. Esta sobrepoblación provocó la emigración en el último tercio del siglo XIX, sobre todo a Hispanoamérica. Entre 1887 y 1920 la población asturiana se incrementa en un 29%, alcanzando la región los 743.000 habitantes, mientras que la de las principales ciudades lo hace en un 119%, superando Oviedo y Gijón los 74.000 habitantes. El sistema urbano de la zona central asturiana se define y especializa en este momento correspondiéndole a Oviedo, por su carácter de nudo comunicativo, desempeñar el papel de núcleo administrativo y comercial, observándose nítidamente en este momento una cesura entre el centro comercial, entre Cimadevilla y la calle Uría, y los ensanches y los barrios obreros, a los que se añaden trece colonias de casas baratas entre 1919 y 1936. En contraste con Oviedo, Mieres y Sama-La Felguera se especializan en la actividad minero-siderúrgica, en tanto que Gijón y Avilés funcionaban como puertos redistribuidores al servicio del comercio hullero, desarrollando además, particularmente Gijón, una amplia gama de actividades industriales y de servicios como fábricas de vidrio, tejeras, fundiciones, refinerías... etc.

Economía

Oviedo, pese a su escasez de población y aislamiento del resto de España, mantuvo sin embargo lazos comerciales importantes con otros lugares de Europa gracias al Camino de Santiago. Los mercados fueron abundantes en la Edad Media y mantuvieron su pujanza hasta el comienzo de la Edad Moderna, cuando la Contrarreforma paralizó las peregrinaciones a Santiago. Sólo con el establecimiento de la Universidad en Oviedo se logró recuperar parte del carácter atractor de población. Por otro lado, la economía agrícola había entrado en crisis por las malas cosechas. No fue hasta finales del siglo XVIII cuando comenzó la economía industrial con la implantación de la industria armera llegada de otras partes de España.

A mediados del siglo XIX la estructura económica de Oviedo apenas había cambiado con respecto al siglo anterior: el único núcleo industrial relevante era Trubia, que desde 1848 albergaba las instalaciones de la Fábrica Nacional de Cañones donde trabajaban casi medio millar de obreros. La situación y demográfica se mantenía también en márgenes muy similares a los de periodos anteriores, mermándose el crecimiento demográfico por dos epidemias de cólera en los años 1835 y 1855 respectivamente.

Una economía básicamente rural hasta finales del siglo XIX se convirtió sin embargo en uno de los motores de España a partir del siglo XIX. Los capitales de los indianos, repatriados a raíz de la Guerra de Cuba, implicaron un gran auge de la actividad industrial y minera a comienzos del siglo XX. A principios de los años 30 la clase obrera representaba el grupo más destacado dentro de la población asturiana, ocupándose el 42% de la población activa de la región en el sector secundario y alcanzando durante el periodo republicano su madurez organizativa y una cierta independencia ideológica. En efecto, en la década de los 30 las tradicionales formas de difusión ideológica, los púlpitos o las organizaciones religiosas, se mantienen en las zonas rurales pero son desplazadas en las comarcas centrales de la región por Ateneos obreros.

Oviedo se organizó a lo largo del siglo XX en torno a dos subsectores –minero y siderúrgico- con un enorme peso de la empresa pública, con unos productos lanzados al mercado a precios políticos para financiar al resto de la industria del país, y orientada hacia la exportación extrarregional al no disponer de industrias transformadores importantes. Sin embargo, desde 1967 la siderurgia será incapaz de absorber el paro generado en la minería. En 1970 los concejos de Mieres y Langreo se incluyen en las zonas de Preferente Localización Industrial, pero la medida no surtirá los esperados efectos en el desarrollo de las comarcas.

Urbanismo

Municipio

El municipio de Oviedo recoge la capitalidad de la región asturiana y la capital del concejo del mismo nombre. Ver: Ayuntamiento de Oviedo

El topónimo 'Oviedo'

Juan Uría Ríu sostiene que el nombre que se le daba al enclave de la ciudad entre los siglos VIII y X y a la propia villa era Ovetao; la actual Oviedo sería conocida posteriormente como Ovetum, muy posiblemente una forma latinizada del primitivo nombre impuesto por el clero culto de la corte de Fruela o Alfonso II, el Casto. Ramón Menéndez-Pidal considera que la raíz del primitivo Ovetao es celta y posiblemente la misma que está detrás del Obétago de Soria, pero es preciso subrayar que no hay acuerdo entre los estudiosos acerca del origen del nombre 'Oviedo' barajándose distintas hipótesis, recogidas por José Tolivar Faes en su libro Nombres y Cosas de las Calles de Oviedo, que a continuación resumimos.

En primer lugar se ha especulado con la posibilidad de que el topónimo proviniese de las voces Ove (EO) y Deva, correspondientes a los ríos que delimitan la provincia por occidente y oriente. Esta hipótesis se ve favorecida por pasajes de textos conservados en el archivo de la Catedral, datados en el siglo XI, donde, sin aludir directamente a Oviedo, a la que en aquellas fechas se denominaba Oveto, puede leerse "Asturias inter duo flumina Oue et Deva a Pirinei montes usque in ora maris" (Catedral, doc. 15 de julio 1058).

Por su parte, Sánchez Calvo, en su trabajo El Eúskaro y sus vestigios en Asturias, apunta que Oviedo podría equivaler al vocablo vascuence Oveta que significa altibajo. También García Berlanga busca la génesis del nombre de la ciudad en el vascuence, identificándolo con obieta, palabra formada la raíz obi (cañada) y eta como sufijo que indica pluralidad y que equivale a los españoles edo y eda: Oviedo significaría entonces sitio de cañadas. Esta palabra vasca podría estar asimismo en la génesis de los topónimos Ovies.

Otros autores entienden que el topónimo Oviedo proviene de Jovetanum, en alusión a un templo romano dedicado a Júpiter que podría haberse alzado sobre en el emplazamiento originario de la ciudad.

Asimismo, Tolivar Faes recuerda que Plinio habla de un plomo negro al que denomina ovetanum o jovetanum, siendo posible que tal denominación hiciese referencia a que provenía del lugar conocido como "Ovetum, circa Lucus Asturum". A este respecto el Padre Juan Hardouin, en el siglo XVIII, y José Fernández Buelta, en la segunda mitad del siglo XX, consideran que Plinio escribió ovetanum y no jovetanum, lo que para Fernández Buelta probaría la existencia de alguna fortaleza o población, posiblemente romana, en el lugar donde años después se ubicaría el Monasterio de San Vicente, primitivo embrión de la ciudad. Parece seguro en cualquier caso que el topónimo Oveto ya existía en la época romana, al margen de que Plinio se refiriese efectivamente a él o no.

Historia

Edad Media

Un pacto monástico fechado el 25 de noviembre de 781, que en realidad es una copia del siglo XII con evidentes interpolaciones, refiere que los primeros pobladores del “locum quod dicunt Oveto”, en aquel momento una simple colina situada entre el monte Naranco y la sierra del Aramo, sobre las llanuras de Llanera y Siero, fueron un presbítero llamado Máximo y sus siervos que habían fundado en ella en el año 761 una humilde comunidad monástica consagrada a San Vicente y acogida a la orden de San Benito de Nursia; ese mismo año se les une el tío de Máximo, Fromestano, para ejercer como abad del monasterio. El citado documento cuenta a continuación que en 781 se incorporan a la comunidad veintiséis monjes, entre ellos el presbítero Montano quien hará una importante aportación patrimonial al monasterio. Unos años después Fruela I decide dotarse de una sede mejor situada que Cangas de Onís para garantizar la defensa y la expansión del reino. La colina en la que se emplazaba el Monasterio de San Vicente ofrecía estas cualidades por hallarse enclavada entre las dos vías de comunicación existentes desde la época romana: por un lado el camino costero (de oriente a occidente) y por otro el camino de León hacia la costa que atravesaba la región central; esta circunstancia unida a la protección natural que proporcionaban los ríos Nora y Nalón lo convirtieron en el lugar idóneo desde la perspectiva del rey. Así se produjo el primer traslado de la Corte desde Cangas de Onís al futuro Oviedo, erigiéndose ya entonces la primitiva basílica de San Salvador (la primera iglesia prerrománica dedicada al Salvador) y varias fortificaciones, en donde supuestamente habría nacido Alfonso II.

Pero Oviedo perdería rápidamente la capitalidad al ser asesinado Fruela en Cangas. Los siguientes monarcas (Aurelio, Silo, Mauregato y Bermudo I) evitarían instalarse aquí y sólo Alfonso II le restituiría su condición. Este monarca será el auténtico fundador de la ciudad, que al convertirse en sede regia -primera de las tres etapas, que se extiende hasta el traslado de la corte a León, en que se puede periodizar la evolución de la ciudad a lo largo de la edad media, a la que seguirán la fase de ciudad episcopal y la fase de ciudad mercado- experimentará una importante expansión con respecto a su periodo preurbano. Alfonso II reconstruyó la iglesia del Salvador y promovió la creación de un obispado. En los primeros años de su reinado hubo de resistir a las fuerzas islámicas enviadas por el emir Hixem I: las aceifas dirigidas por los hermanos Mugait que llegaron a penetrar en la ciudad causando enormes daños (Claudio Sánchez Albornoz y Juan Uría Ríu les dedicaron sendos trabajos). Cuando el peligro agareno decreció, en gran parte por las tensiones internas entre bereberes, árabes y mozárabes en el emirato andalusí, pudo el rey consolidar la capitalidad de Oviedo y reorganizar jurídica y administrativamente el reino adoptando el Liber Iudiciorum.

Tras un siglo de esplendor del Reino de Oviedo, Alfonso III se vio obligado a abdicar un año antes de su muerte por la rebelión de sus hijos, que fragmentaron el extenso territorio del Reino de Oviedo quedando Fruela II como rey de Asturias, dignidad desde la que confirmó la donaciones de su padre a la Iglesia de Oviedo y las incrementó, García como rey de León y Ordoño como rey de Galicia. Estos tres monarcas se irán sucediendo unos a otros en el solio leonés, que se irá convirtiendo en el eje de la Reconquista, en el que acabarán por reunificarse los territorios bajo el reinado de Fruela, ya desaparecidos sus hermanos, erigiéndose León en nueva capital y referencia en el avance de la Reconquista hasta que sea preterida por Castilla, en detrimento de Oviedo, que pasa a ser sede episcopal y depositaria de reliquias, destacando entre ellas el Santo Sudario, ampliamente visitadas gracias al Camino de Santiago. La importancia de Oviedo en el Camino queda señalada en el dicho sobre su Iglesia: «Quien va a Santiago y no va a San Salvador visita al siervo y deja al señor».

Se disponen de pocas referencias documentales de la ciudad de Oviedo en el siglo XI, salvo algunas donaciones de monasterios, hasta la llegada de Alfonso VI en 1075, acompañado de un amplio séquito del que formaba parte el Cid, para presenciar la Apertura del Arca Santa. Visita relacionada con el importante flujo peregrinatorio a Santiago, y que entre otras donaciones otorgó el palacio de Alfonso III a la Iglesia para convertirlo en hospital de peregrinos. De esta visita data también el Fuero de Oviedo. Alfonso VII confirmó el Fuero que propició una intensificación de las transacciones comerciales. Coincidiendo con el final de la prelatura del Obispo don Pelayo, se producen las primeras revueltas del conde Gonzalo Peláez quien tendrá en el Castillo de Tudela y en el Castillo de Gozón, ocupado por el Rey en su campaña contra el Conde, dos de sus principales plazas fuertes.

Alfonso IX, rey de León ente 1217 y 1230, visitó varias veces la ciudad durante su reinado y confirmó, como también harán los sucesivos monarcas hasta Felipe IV en el siglo XVII, las anteriores donaciones reales. Bajo su reinado se consumaría la transformación de Oviedo en una ciudad mercado, regularizándose por primera vez un mercado semanal y reforzándose el régimen de autonomía de la villa. El territorio del concejo se amplía desde la ciudad y sus arrabales al Río Nora, por documento de 1221. Por su parte Alfonso X, quien reinó desde 1252 hasta 1284, prohibió a los merinos realizar pesquisas sin orden real y concedió a la ciudad exenciones de portazgos, barcajes y gabelas y el privilegio de no pagar fonsadera.

Con Alfonso IX se inician las obras de amurallamiento culminadas por Alfonso X. El contorno de la muralla delimita un núcleo ciudadano que sin excesivas modificaciones subsiste hasta fechas muy recientes. Fuera de la muralla quedaban los arrabales y varios monasterios fundados por las órdenes mendicantes a lo largo del siglo, como el de los franciscanos y el de las clarisas, mientras la futura catedral, la iglesia de San Tirso y el Monasterio de San Vicente quedaban en su interior. Los oficios artesanos se organizan en cofradías, siendo la más importante la de los alfayates o xastres, que fue dotada económicamente por Velasquita Giráldez, pasando a ser conocida con el nombre de esta noble que con el paso de los años derivaría en la Balesquida. Otras cofradías eran la de zapateros, plateros, peleteros, hortelanos, alabarderos... etc. La regulación del trabajo la llevaba a cabo el municipio, no las cofradías, a través de Ordenanzas, siendo la situación social de los trabajadores urbanos y de los siervos rayana en la miseria. Prueba de ello son la epidemias que se suceden en aquellos años: lepra, pelagra; se conservan unas Ordenazas del año 1274 donde se dispone que los leprosos sólo podían entrar en Oviedo una vez al año, durante el día de la Cruz y únicamente hasta el medio día.

En los postreros años del siglo XIV dan comienzo las obras de la actual Catedral de Oviedo, la mayor parte de las cuales se realizaron durante el siglo siguiente. Durante este siglo se producirán numerosos conflictos de la monarquía castellana con la nobleza regional y local, lo que unido a las ambiciones del Duque de Lancaster acabará dando lugar a la institución del Principado de Asturias.


Edad Moderna

Aparte de la orden de leva del 23 de octubre de 1520 por la que Asturias hubo de aportar 2.000 hombres, principalmente ballesteros, a la lucha contra los comuneros, lo más destacado fue el incendio de la Nochebuena de 1521 que destruyó gran parte de Oviedo. Apenas se salvó el Palació de la Rúa. Seísmos y desbordamientos de ríos fueron protagonistas en los años sucesivos. Para intentar paliar las consecuencias de estos desastres Carlos I concede a Oviedo, en 1525, un mercado de los jueves libre de todo impuesto. La ciudad es reconstruida, remodelándose y aprovechándose la circunstancia para acometer una serie de obras no relacionadas con la catástrofe como la construcción del Acueducto de los Pilares, la conclusión de la torre de la Catedral y la construcción del monasterio de los dominicos, fuera de la muralla, y el de los jesuitas, fundado ya en la segunda mitad del siglo, muy próximo a la muralla, en la zona del Fontán. La segunda mitad de siglo traerá hambrunas y pérdida de cosechas. En 1598 tiene lugar un episodio de peste, como había sucedido ya en el siglo XIV.

Administrativamente, el siglo XVI supuso la formación de una circunscripción homogénea, eliminando cotos señoriales pertenecientes a la Mitra, Bendones, Cerdeño y Paderni, al Cabildo, Caxigal y Naranco. Felipe II ordena la desamortización de todas la jurisdicciones eclesiásticas emplazadas en el concejo, con la autorización de una bula papal, que son compradas por la corporación municipal entre abril y junio de 1581. También adquiere la corporación el concejo de Llanera. Otro dato a destacar de la historia de Oviedo durante este periodo es la apertura de la primera imprenta hacia el año 1556.

Durante el siglo XVII, el acontecimiento más importante para Oviedo durante este periodo fue la inauguración oficial de la Universidad de Oviedo, tras múltiples vicisitudes, en 1608, institución que tuvo gran impacto en la vida social y política de la región. Gracias a la donación póstuma de Fernando Valdés Salas, fallecido en 1568, tuvo Oviedo un cierto crecimiento demográfico, al tiempo que se configura como lugar de residencia de la nobleza y del alto clero; pese a todo, al concluir el siglo apenas rebasaba los 7.000 habitantes. Además de la construcción del edificio de la Universidad, a cargo de Rodrigo Gil de Hontañón, la ciudad ve cómo se altera su urbanismo con la tendencia a ampliarse extramuros debido a su actividad comercial. El fin de siglo, 1699, coincidirá con una nueva crisis derivada de las malas cosechas.

Durante la Guerra de Sucesión Oviedo se mantiene fiel a Felipe V, aprovisionándose con pólvora procedente de San Sebastián en 1702 y armando a la población en previsión de un posible ataque. Al instaurarse la dinastía borbónica, que implantará el absolutismo monárquico y unificará la legislación de los territorios españoles mediante el Decreto de Nueva Planta, se implanta la Real Audiencia de Asturias en 1717 para controlar los abusos de la nobleza. En 1766 el motín de Esquilache tiene cierta incidencia en Oviedo, exigiendo los amontinados rebajas en los artículos de primera necesidad y haciendo blanco de su descontento al administrador de las rentas provinciales. La expulsión de los jesuitas (1767) a cargo de Carlos III provocará el enfrentamiento entre el Ayuntamiento y la Universidad, al impartir esta orden clases en el centro. Pero la actividad de la institución no mermó: en 1764, año de fallecimiento del Padre Feijoo, se fundó la biblioteca universitaria, por mediación de Campomanes, quien junto con el apoyo del conde de Toreno constituye en Oviedo la Sociedad Económica de Amigos del País en 1781.

En 1771 se aprueba el proyecto de apertura de un canal de comunicación moderno hacia la Meseta a través de Pajares. En el 1782 se inician las obras de la carretera Oviedo-Gijón, y en el 1794, por temor a la guerra con Francia, se traslada a Oviedo la Fábrica de Armas de Guipúzcoa. Esto provoca que comiencen a levantarse los primeros edificios de lo que será la Fábrica Nacional de Cañones.

Edad Contemporánea

El estallido en mayo de 1808 de la insurrección contra Napoleón aumenta las tensiones sociales y políticas, junto a los primeros intentos de transformar las estructuras del Antiguo Régimen. La amplia participación popular en el levantamiento en Asturias se explica por los ecos del motín de Aranjuez y particularmente la hostilidad, atizada desde los púlpitos, a la ocupación francesa. El levantamiento se desencadenará al conocerse en Oviedo, el día 9, la noticia de los sucesos del 2 de mayo en Madrid. El día 9 de mayo una heterogénea masa popular concentrada en el Campo San Francisco, integrada por estudiantes de la Universidad, armeros, sacerdotes y artesanos, impide la publicación de un bando enviado por el general Murat, jefe de las fuerzas francesas en España. Las autoridades del Antiguo Régimen, representadas por la Audiencia, mantenía una postura contemporizadora y cómplice con los ocupantes; por su parte la Junta General del Principado de Asturias mantuvo una actitud ambigua y colaboracionista pocos días después, presentando excusas ante la Audiencia. No será hasta el día 25 cuando un nuevo levantamiento popular, mucho mejor organizado y con el apoyo de campesinos provenientes de los alrededores de Oviedo, fuerce a la Junta General a declarar la guerra a Francia, convirtiéndose Asturias en la primer provincia en tomar esta resolución. Se constituye entonces la Junta Suprema, que se arroga el poder en nombre de Fernando VII e invoca la voluntad popular como sostén de su legitimidad, acreditando embajadores que envía a Inglaterra para solicitar la ayuda del gobierno Británico y organizando un ejército.

Durante la Guerra de la Independencia Oviedo es ocupada más de media docena de veces, mientras que Asturias es invadida cuatro veces desde Santander y desde Castilla, entre mayo de 1809 y junio de 1812, lo que determinó el carácter itinerante de la Junta. El ejército francés, que contó en Asturias con el apoyo entusiasta, entre otros, del obispo Gregorio Hermida y del Marqués de San Esteban, quien incluso presidió una Junta colaboracionista no sufrió demasiadas bajas, Oviedo y Asturias no jugaron un papel relevante en el desarrollo de la guerra, siendo además su interés estratégico secundario. Tras el final de la guerra y la restauración del absolutismo, fue Oviedo foco de las ideas liberales, como se pudo ver a finales de febrero de 1820 el capitán de Artillería Manuel de la Pezuela, con la colaboración de estudiantes y liberales, secundó en Oviedo el Pronunciamiento de Rafael del Riego con el que dio comienzo el Trienio Liberal, interregno en el que fue reinstaurada la Constitución de Cádiz y se intenta nuevamente la revolución burguesa.

En 1833 el Principado de Asturias se convierte en Provincia de Oviedo a raíz de la división provincial diseñada por Javier de Burgos, siendo sustituida la Junta General del Principado por una Diputación similar a la del resto de las provincias. En 1834 fallece Fernando VII y la liberalización de la monarquía se acelera. Los años de la minoría de edad de Isabel II coinciden con el proceso de desguace del entramado jurídico y administrativo del Antiguo Régimen, con la implementación de reformas económicas y sociales que sentaban las bases del desarrollo capitalista con el establecimiento de la Constitución de 1837 y de un sistema político de signo liberal de sufragio censitario. La Guerra Carlista, iniciada en 1833, no tuvo especial incidencia en Oviedo. En 1836 el general carlista Gómez entra en Oviedo, el 5 julio, tras haberse retirado la milicia nacional –en cuyas filas había profesores y estudiantes de la Universidad- a Soto del Barco, pero sólo permanece en la ciudad tres días, pertrechándose e incrementando sus efectivos con voluntarios, al cabo de los cuales la abandona ante la proximidad de las tropas de Espartero. Los carlistas se aproximarían a Oviedo en octubre, encontrándola esta vez bien guarecida y siendo incapaces de tomarla tras sufrir abundantes bajas, hasta que el general Sanz, al mando de los carlistas, se ve obligado a retirarse al Gijón. Las Cortes concederían a Oviedo el título de Benemérita por este episodio.

Las políticas desamortizadoras de mediados de siglo supondrán una profunda transformación funcional de los edificios más significativos de la ciudad. A pesar de que en la práctica ninguno de los edificios de los conventos ovetenses llegue a salir a subasta pública, todos excepto el Monasterio de San Pelayo fueron incautados. Paralelamente se producen toda una serie de reformas administrativas que afectan al término municipal, dándole la conformación que tiene actualmente. El Ayuntamiento de Oviedo pierde por completo el control sobre Llanera, que se convierte en un ayuntamiento independiente, llegando a ser un concejo; por el contrario, los antiguos concejos de Tudela y Olloniego y parte de la Ribera de Abajo, perteneciente a Priorio, se incorporan a Oviedo. Ya en 1885 las parroquias de Trubia, Udrión y Pintoria pasan de pertenecer a Grado a ser parte del concejo de Oviedo. En lo tocante a las estructuras agrarias la revolución burguesa eliminó las instituciones feudales como señoríos o diezmos y se liberalizaba la propiedad rural al tiempo que se introducían en la misma formas de signo capitalista. En contraste con otras regiones españolas en Asturias este proceso no generó especiales tensiones por la debilidad del régimen señorial. Un rasgo de la desamortización asturiana fue la conservación de buena parte de los montes comunales por parte de los pueblos, circunstancia que posibilitó el mantenimiento de formas de explotación tradicionales.

Durante la segunda mitad del siglo XIX la ciudad y el concejo experimentan una serie de transformaciones derivadas de la primera industrialización asturiana, que avanzará irregularmente y con capitales foráneos debido al costo de la industria hullera y de la siderurgia, el sector abrumadoramente predominante de la misma, a partir de la cual Oviedo se convierte en un vial esencial en el transporte de mercancías, gracias a su situación equidistante de las cuencas mineras y del litoral, que favorecerá su desarrollo comercial e industrial. A la Fábrica de Cañones de Trubia se le suman en 1854 la Fábrica de Armas de Oviedo, situada en el solar del antiguo Monasterio de la Vega, y fundiciones como La Amistad y Bertrand abiertas en 1856 y 1860 respectivamente, y la Fábrica de Gas fundada en 1858. En las décadas siguientes se va conformando el cinturón industrial en el entorno ovetense y los centros fabriles de Colloto, Lugones y Cayés, pertenecientes ahora a los municipios de Llanera y Siero. Con el comienzo del siglo XX el crecimiento industrial de Oviedo se estancará y la ciudad se polarizará hacia el sector terciario, convirtiéndose en una capital administrativa y de servicios.

Las favorables condiciones de la minería entre el final del siglo XIX y principios del siglo XX propiciaron una aceleración del ritmo de creación de nuevas industrias que tuvo un decisivo punto de inflexión en 1898, al producirse la repatriación de capitales indianos. La burguesía autóctona adoptó además una postura más decididamente inversora, plasmada en el ámbito comercial, financiero e industrial, con el desarrollo de modernas sociedades anónimas vinculadas a consorcios nacionales para formar de holdings como el Crédito Industrial Gijonés, en detrimento de los tradicionales negocios familiares, y con la puesta en marcha de la banca moderna, en sustitución o muchas veces como evolución de los banqueros comerciantes tradicionales, que realizó importantes inversiones en la industria.

Sin embargo, el sector minero asturiano entró en crisis al concluir la Primera Guerra Mundial, proliferando los pequeños chamizos, de tal forma que la reaparición del carbón inglés en 1920 sumió al sector hullero asturiano en una crisis. Así, la figura del obrero mixto, que compaginaba el trabajo en la mina o en la fábrica con la huerta y la ganadería, fue decayendo a raíz de esta crisis. Es en Gijón donde el mayor desarrollo industrial propició la aparición de población obrera en el sentido más estricto, preferentemente de corte anarquista. Como mecanismo defensivo la Iglesia católica promovió los Círculos Obreros Católicos, en la línea del catolicismo social de León XIII. Entre ellos destacaron Maximiliano Arboleya y el Padre Pedro José Gafo. La Primera Guerra Mundial recrudece la conflictividad social y política, que da lugar a pactos entre anarquistas y PSOE, cuya principal acció fue el denominado Trienio Bolchevique, que en Asturias se inició con una huelga general en agosto de 1917. En este contexto aparecen los primeros y exiguos movimientos regionalistas asturianos: La Junta Regionalista (que en realidad ya había surgido en 1916), creada por tradicionalistas y conservadores vinculados a Vázquez de Mella, y la Liga Pro-Asturias impulsada por el conservador Nicolás de las Alas Pumariño.

La Dictadura de Primo de Rivera surgió en una situación crítica para el Régimen de la Restauración, saneando la administración e impulsando, merced a las donaciones de los indianos, importantes obras públicas y mejorando notablemente los sistemas de asistencia social y a la educación. También con capital indiano, junto con la aportación de los vecinos de las zonas rurales, se construyeron en Asturias a lo largo de los años veinte 1.475 escuelas. El descenso de los índices de analfabetismo, que pasaron del 47% de 1920 al 34% en 1930, amplió el nicho comercial de las publicaciones escritas y convirtió a los periódicos en un arma política de primer orden. Mientras que La Voz de Asturias, dirigida por José Tartiere, pasó de un apoyo circunstancial a la Dictadura a reclamar la democratización del Régimen, el más sólido apoyo de éste fue el diario Región, fundado en 1923 con importantes aportaciones económicas de miembros de la burguesía regional, que buscaba mitigar la influencia de los pocos rotativos de oposición y especialmente del consolidado diario reformista El Noroeste.

Con la llegada de la II República, la provincia de Oviedo vivió una clara polarización política entre los partidos de clase y las posiciones accidentalistas propugnadas por José María Gil Robles, cuyo ideario era apoyado por parte importante de la prensa regional –El Carbayón, El Comercio, La Voz de Asturias, La Prensa y el ovetense Región- a excepción de El Noroeste, rotativo gijonés controlado por los reformistas, y Avance, diario socialista aparecido en 1931 que iba afianzando paulatinamente su influencia entre los obreros asturianos.

Tras la pérdida del poder de la coalición republicano-socialista en las elecciones de 1933, el socialismo asturiano vira hacia posturas revolucionarias que culminan en Octubre del 34, donde las diversas organizaciones sindicales formaron la UHP (Unión de Hermanos Proletarios), apartando por momentos sus diferencias. Tras el pacto de rendición entre Belarmino Tomás y Eduardo López Ochoa, se mantuvo una situación tensa bajo denuncias de represión de los partidos obreros, situación que no se atemperó hasta el triunfo del Frente Popular en febrero 1936 y el estallido de la guerra civil meses después.

La guerra civil española se caracterizó en Asturias por quedar aislados los insurrectos desde los inicios del alzamiento en dos únicos focos: Gijón, donde la guarnición del Cuartel de Simancas se rebeló siendo reducida tras un mes de resistencia, y Oviedo. El ambiguo comportamiento del general Antonio Aranda Mata, al frente de las guarniciones del capital, desconcertó a la mayoría republicana ovetense. Así, el 20 de julio declara finalmente el estado de guerra y ocupa posiciones estratégicas en la periferia de la ciudad. Oviedo quedó convertida en una isla rebelde, asediada sin descanso por los leales, que llegaron a alcanzar en varias ocasiones los barrios de la ciudad. A mediados de octubre la situación es crítica, pero el día 17 las columnas rebeldes llegan desde Galicia al mando del Coronel Teijeiro, atravesando Grado y el El Escamplero, creando un pasillo de abastecimiento, por el que abastecer a la ciudad. El asedio, sin embargo, siguió y se convirtió en ofensiva en febrero y marzo de 1937. Sin embargo, los numerosos bombardeos fueron infructuosos y Oviedo resistió hasta que en octubre de 1937, tras la caída de Bilbao el 19 de junio y Santander el 26 de agosto, las fuerzas frentepopulistas se desmoronaron ante el avance rebelde. El cerco a Oviedo terminó así tras quince meses, convirtiéndose en un símbolo de resistencia por la propaganda rebelde.

Las destrucciones bélicas en la ciudad de Oviedo tardaron años en repararse, asimismo la reactivación de las actividades comerciales requirió la prolongación de pagos y moratorias y exenciones fiscales hasta 1941. Pese a todo, fue de las primeras ciudades en ser incluida en el programa de reconstrucción de regiones devastadas, lo que daría origen al Plan Gamazo de urbanización. Barrios enteros como el de San Lázaro fueron completamente devastados y afectados numerosos edificios. El sistema de comunicaciones salió también muy dañado, sobreañadiéndose al estado calamitoso de la red viaria la falta de carburantes que hubo de ser suplida con los gasógenos (cuya potencia de tracción es muy inferior a la de la gasolina). Esta circunstancia revalorizó el ferrocarril que también sufría por su parte la escasez y la obsolescencia de los materiales y que únicamente estaba electrificado el tramo de Lena a Busdongo.

La planificación autárquica, producto del aislamiento político español durante la postguerra, supuso el impulso de sectores económicos como la minería, que alcanzó su mayor importancia debido a ser la única fuente energética disponible en España. Asturias atrajo mano de obra mediante ventajas sociales como los economatos, exención del servicio militar, concesión de viviendas a bajo precio o primas a la sobreproducción. Ello produjo un gran incremento de la población regional, sobre todo en Gijón, Avilés y Oviedo. La migratoria a América era ahora mucho menor. El campo experimentó durante el franquismo importantes transformaciones productivas, consolidadas plenamente a partir de los 60 y en consonancia con el definitivo desarrollo industrial de España que impulsó el régimen. Los planes de desarrollo y estabilización de finales de los cincuenta traerán consigo la decadencia de la minería de la hulla con la electrificación ferroviaria y el funcionamiento industrial con otros carbones foráneos. El agrupamiento de empresas mineras en la estatal HUNOSA no sirvió para frenar la tendencia.

La principal oposición al franquismo fue el Partido Comunista de España. Tras la actividad guerrillera de los primeros años, se sirvió de las posibilidades legales del sindicalismo franquista. Así se produjeron las grandes movilizaciones de los años 60, en principio con reivindicaciones salariales y laborales recogidas, aunque no suficientemente cumplidas, en la propia legislación laboral del Régimen. La actividad comunista dio lugar a las huelgas, como la de 1957 en la mina La Camocha en Gijón y las de la década de 1960 (1962, 1963 y 1964). Pero la ilegalización de Comisiones Obreras por el Tribunal Supremo en 1967 y el decaimiento de la minería provocó un freno a su actividad, no recuperándose hasta los años previos a la caída del régimen franquista y la formación de la monarquía parlamentaria de 1978, en la que la provincia recuperó el nombre y el título del Principado de Asturias, manteniendo Oviedo su capitalidad.

Arte y Monumentos

Ver: Arte y Monumentos de Oviedo

Calles y lugares de Oviedo

Ver: Relación de calles y lugares de Oviedo

Bibliografía

  • Fermín Canella. El Libro de Oviedo (Edición especial para el Excmo Ayuntamiento de Oviedo). Colección: Biblioteca de Autores Asturianos. Edición: Editorial Auseva S.A.; Gijón, 1990.
  • Santos M. Coronas González. El orden medieval de Asturias. Discurso de ingreso como miembro de número permanente del Real Instituto de Estudios Asturianos, leído el 17 de mayo de 2000. Contestación de Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar. Edición: RIDEA; Oviedo, 2000.
  • José Manuel Gómez Tabanera. Orígenes sociales de la Monarquía Asturiana -a la luz de la Antropología y Etnohistoria. Discurso leído el día 23 de mayo de 1985, en el acto de recepción pública, como Miembro de Número electo (del Real Instituto de Estudios Asturianos), del ILMO. SR. D. José Manuel Gómez-Tabanera. Contestación por el ILMO. SR. D. José Luis Pérez de Castro. Edición: RIDEA; Oviedo, 1986.