Museo Arqueológico del Principado de Asturias
Fue creado por la Comisión Provincial de Monumentos Histórico-Artísticos de Oviedo. Desde que se constituye la citada comisión, el 4 de julio de 1844, comienza la labor de recopilación de piezas para formar este Museo y la elección en Oviedo de su sede más idónea. Hasta su ubicación definitiva, la colección ocupó una pequeña habitación en el exconvento de San Vicente, la excapilla de la Orden Tercera, una sala en el, hoy desaparecido, edificio de Escuelas Normales situado en la calle Uría o el piso bajo de la casa del Señor Pajares, en la Corrada del Obispo.
En 1928, dado el estado ruinoso en que se encontraba el claustro del Monasterio de San Vicente, se reúne la comisión Provincial de Monumentos para solicitar a la Diputación Provincial que éste sea declarado Monumento Nacional y se proceda a una restauración para adecuarlo como sede del Museo Arqueológico. Así, el uno de marzo de 1934 el Claustro de San Vicente es declarado Monumento.
Este claustro se construyó en el siglo XVI. Es muy probable que el claustro original del monasterio hubiese sido destruido por el gran incendio que asoló la ciudad de Oviedo el año 1512. Es de planta cuadrada, con 15 metros de lado, y construido en dos tiempos. El piso bajo es gótico-renacentista y algunos, por su semejanza con otras de sus obras, lo atribuyen a Juan de Badajoz. Está compuesto por 20 arcos de medio punto y con bóvedas de cañón de nervios que parten de ménsulas bellamente decoradas. Entre los arcos, gruesos contrafuertes exteriores que rematan en pináculos. Una fuente barroca, que el Museo adquirió al Convento de San Pelayo, se coloca en el centro del claustro. En la fachada norte del patio hay dos inscripciones del antiguo Monasterio de San Vicente. En una de ellas se lee: “Fundose este monasterio año de Jesucristo de 761”. En la otra: “Reedificase año de 1493 zerrose su claustro el de 1775”.
La parte superior es posterior. Éste, de estilo plateresco y barroco, duplica el número de arquerías que se reducen en tamaño. Parece que en un principio era una galería abierta pero, dadas las inclemencias del tiempo, se cerró con piedra en 1775.
Ambos pisos se comunican por una escalera monumental de piedra del siglo XVII.
Una vez restaurado el claustro el Museo Arqueológico se abre el 21 de septiembre de 1952. Diez años después fue declarado monumento. Se accede a él por la puerta principal del antiguo monasterio: una fachada barroca con arco entre columnas dóricas, frontón partido y con escudo de Epaña y otros dos (aunque uno hoy no se conserva) de la orden Benedictina.
La colección se formó tras la recopilación de diversas piezas en iglesias y monasterios, donaciones, depósitos, adquisiciones y excavaciones arqueológicas.
Así, en el claustro alto, las alas Oeste y Sur, están dedicadas a la prehistoria y protohistoria con materiales de excavaciones llevadas a cabo por el conde de la Vega del Sella, el profesor Jordá y otros donados por Aurelio del Llano o Fernández Buelta, sólo por poner unos pocos ejemplos.
Tras pasar el zaguán de entrada hay una portada de sillería que da al claustro bajo donde encontramos algunas piezas de la colección que también se extiende al piso alto. Cuenta también el Museo con un salón-biblioteca, un almacén y taller de restauraciones además de, en una crujía exterior, la celda del Padre Feijoo.