Almanzor
Muhammad ibn Abd Allah ibn Abu, llamado Al-Mansur, el Victorioso, y conocido por los cristianos como Almanzor. Caudillo militar y político del Califato de Córdoba y valido de Hixem II, nacido en 938 y muerto en 1002, tras la batalla de Calatañazor.
Se desconoce el lugar y la fecha exacta de su nacimiento. Vino al mundo en el seno de una familia de terratenientes árabes de origen yemení, que se asentaron en el territorio peninsular tras la conquista musulmana. Muy joven se traslada a Córdoba bajo la tutela de sus tíos, para realizar estudios de Derecho y Letras. Ocupa un modesto puesto de memorialista en la Mezquita de Córdoba, donde destaca por su inteligencia y cualidades, protagonizando un fulgurante ascenso que le llevará al cargo de escribano de la sala de audiencias del cadí jefe de la capital. El visir Yapar al-Mushafi, titular absoluto del poder civil en aquel momento, reparará en él, decidiendo introducirlo en la Corte Califal. El futuro Almanzor se convierte de esta forma en administrador de la sultana Subh, esposa de Al-Hakan II, y posteriormente del príncipe Hixem, quien a la muerte de su padre subirá al trono como Hixem II con apenas once años, y le nombrará visir y tutor. Esta circunstancia motiva que Almanzor y su antiguo protector se enfrenten. En 978, gracias al apoyo de su suegro el general Galib, gobernador de la Marca Media, Almanzor logra apartar definitivamente a Yafar de la corte, y tres años más tarde consigue que el joven califa le ceda públicamente todos los poderes del gobierno, retirándose a la vida piadosa. Dueño ya del poder político, Almanzor urde ahora una estratagema para liquidar la influencia de su suegro Galib y controlar también el aparato militar. Hace venir de África a otro general al frente de tropas beréberes que convertirá en su guardia personal forzando el enfrentamiento con Galib, que será derrotado. Se inicia así una fase de caudillaje de veinte años.
Almanzor pone en marcha un programa de reformas administrativas que le granjeará el apoyo de las clases populares, reforzado por uno intensa actividad militar contra los reinos cristianos del norte: más de cincuenta y siete expediciones victoriosas, según las crónicas, que le permitirán extender el poder musulmán a gran parte de la península, imponiendo fuertes parias a los monarcas de Navarra y León, que incluso habrán de entregar a alguna de sus hijas como rehenes a fin de garantizar la paz. Las campañas de Almanzor llevarán a la creación de una alianza cristiana que será inequívocamente derrotada en el año 1000. En sus últimas correrías destruyó el monasterio de San Millán de la Cogolla, en 1002, siendo poco después derrotado en Calatañazor por una triple alianza formada por el conde de Castilla Sancho García, Sancho III de Navarra y Alfonso V de León. Fallece, según la opinión más extendida, en las cercanías de Medinacelli, en Soria, como consecuencia de las heridas recibidas en Calatañazor.
Promovió la realización de importantes construcciones, como la ampliación de la Mezquita de Córdoba o la edificación del palacio de Madinat al-Zahira, donde trasladó la administración para apartarla por completo de Hixem II. Designó a su hijo Abd al.Malik como sucesor, tratando de establecer una nueva dinastía que concluyó con su otro hijo Sanchuelo. Los historiadores consideran que las consecuencias de su gobierno fueron un factor de desestabilización crucial para comprender las causas de la guerra civil que arrasó al-Andalus entre 1009 y 1031.