Diferencia entre revisiones de «Adaulfo II de Compostela»

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A Adaulfo II se le atribuye un suceso legendario  ocurrido en el jueves santo de 984.  Parece ser que varios miembros de la corte de Bermudo, dispusieron al monarca en contra del obispo compostelano acusándole de traición, por lo que Bermudo habría hecho llamar al obispo para que se presentase en Oviedo a fin de ser juzgado. Al tiempo, habría ordenado a sus criados prepararle un trampa al obispo, cerrando las puertas tras su entrada en palacio y dejándole a solas con un toro bravo.
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A Adaulfo II se le atribuye un suceso legendario  ocurrido en el jueves santo de 984.  Parece ser que varios miembros de la corte de Bermudo, dispusieron al monarca en contra del obispo compostelano acusándole de traición, por lo que Bermudo habría hecho llamar al obispo para que se presentase en [[Oviedo]] a fin de ser juzgado. Al tiempo, habría ordenado a sus criados prepararle un trampa al obispo, cerrando las puertas tras su entrada en palacio y dejándole a solas con un toro bravo.
  
El obispo llegó a Oviedo y antes de ir a presentar sus respetos al rey, lo hizo en la Catedral de Oviedo y después entró en el patio del palacio. Según entró por las puertas se cumplió la orden del rey, de dejar al obispo en el patio encerrado con un toro al que previamente habían enfurecido. Pero lejos de lo que el rey esperaba que pasase lo que dice la leyenda que ocurrió es que el toro se acerco mansamente al obispo y le dejó los cuernos en la mano.
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El obispo llegó a Oviedo y antes de ir a presentar sus respetos al rey, lo hizo en la [[Catedral de Oviedo]] y después entró en el patio del palacio. Según entró por las puertas se cumplió la orden del rey, de dejar al obispo en el patio encerrado con un toro al que previamente habían enfurecido. Pero lejos de lo que el rey esperaba que pasase lo que dice la leyenda que ocurrió es que el toro se acerco mansamente al obispo y le dejó los cuernos en la mano.
  
Tras esto, el toro sin cuernos,  arremetió contra quienes estaban observando lo que ocurría, y el obispo agradecido habría depositado los cuernos del bicho en la Catedral, donde se supone que permanecieron mucho tiempo. Tras esto maldijo a los miembros de la corte que le habían injuriado y al propio rey y se retiró a la localidad de Grado, donde tenía posesiones, y según la leyenda muriendo al llegar a la Iglesia de Santa Eulalia, se le hizo un sepulcro que, auqnue sus servidores intentaron trasladar a Compostela fue imposible, por lo que hubieron de enterrarle allí.
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Tras esto, el toro sin cuernos,  arremetió contra quienes estaban observando lo que ocurría, y el obispo agradecido habría depositado los cuernos del bicho en la Catedral, donde se supone que permanecieron mucho tiempo. Tras esto maldijo a los miembros de la corte que le habían injuriado y al propio rey y se retiró a la localidad de Grado, donde tenía posesiones, y según la leyenda muriendo al llegar a la Iglesia de Santa Eulalia, se le hizo un sepulcro que, aunque sus servidores intentaron trasladar a Compostela fue imposible, por lo que hubieron de enterrarle allí.
  
 
==Bibliografía==
 
==Bibliografía==

Revisión de 09:26 14 ene 2010

Obispo de Compostela cuyo origen se cree asturiano desde que lo afirmase el Obispo Pelayo. Parece que murió en Grado, de donde se supone que era.

Su vida transcurrió entre los reiandos de Bermudo II y Almanzor.

A Adaulfo II se le atribuye un suceso legendario ocurrido en el jueves santo de 984. Parece ser que varios miembros de la corte de Bermudo, dispusieron al monarca en contra del obispo compostelano acusándole de traición, por lo que Bermudo habría hecho llamar al obispo para que se presentase en Oviedo a fin de ser juzgado. Al tiempo, habría ordenado a sus criados prepararle un trampa al obispo, cerrando las puertas tras su entrada en palacio y dejándole a solas con un toro bravo.

El obispo llegó a Oviedo y antes de ir a presentar sus respetos al rey, lo hizo en la Catedral de Oviedo y después entró en el patio del palacio. Según entró por las puertas se cumplió la orden del rey, de dejar al obispo en el patio encerrado con un toro al que previamente habían enfurecido. Pero lejos de lo que el rey esperaba que pasase lo que dice la leyenda que ocurrió es que el toro se acerco mansamente al obispo y le dejó los cuernos en la mano.

Tras esto, el toro sin cuernos, arremetió contra quienes estaban observando lo que ocurría, y el obispo agradecido habría depositado los cuernos del bicho en la Catedral, donde se supone que permanecieron mucho tiempo. Tras esto maldijo a los miembros de la corte que le habían injuriado y al propio rey y se retiró a la localidad de Grado, donde tenía posesiones, y según la leyenda muriendo al llegar a la Iglesia de Santa Eulalia, se le hizo un sepulcro que, aunque sus servidores intentaron trasladar a Compostela fue imposible, por lo que hubieron de enterrarle allí.

Bibliografía