Xana
El vocablo Xana proviene de Diana, la diosa romana de la caza, que en la evolución del latín vulgar se convirtió en Jana y se asturianizó como Xana.
También conocidas en algunos concejos como inxanas.
Ninfas de las fuentes y de las grutas, vigilan a los seres encantados (damas, niños, caballeros y sobre todo moros cautivos).
Pequeñas de estatura pero muy atractivas y bellas, tienen un pelo largo y rubio que arreglan con un peine de nácar y oro. Sus pies son diminutos, y por donde pisan nacen flores que mueren cuando ellas entran en sus casas.
En el amanecer de la noche de San Juan, las Xanas realizan una ofrenda a la xana reina y celebran así el nacimiento de la flor del agua. La doncella que consigue esta flor puede desencantar a un caballero quien será su compañero para siempre.
Bibliografía
- Carlos Rico-Avello, Miscelánea Asturiana, Ayalga Ediciones, 1989
- Toño; Mitología, Medicina y Devoción Popular Asturiana, Gijón 2008
- Véase: Jesús Callejo Cabo. Guía de los seres mágicos de España: Hadas. EDAF, 1995. ISBN 8476409737. Páginas 29, 62, 66-68, 72, 76, 77, 80, 82, 84, 87-89, 113, 124, 125, 131-133, 135, 138, 139, 178, 285-287