Libro de los Testamentos

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Alfonso V representado en una miniatura del Libro de los Testamentos, folio 53 v

Se trata de la obra más célebre del obispo Pelayo. Conservada en el Archivo de la Catedral de Oviedo, en ella el prelado ovetense recogió todos los documentos relacionados con la situación jurídica, la historia y las posesiones de su diócesis. Consiste en un cartulario o inventario de los privilegios y donaciones otorgados a la Iglesia de Oviedo por reyes, papas, obispos y particulares, junto a algunos escritos históricos como la historia de la traslación del Arca Santa. Fue copiada por dos escribas que eran el propio obispo y un subdiácono suyo también llamado Pelayo. La importancia de esta obra reside en su importante conjunto de documentos jurídicos, donde se incluyen todos los testamentos de los reyes ovetenses y leoneses, desde Alfonso II hasta Alfonso V. También destacan las finas miniaturas que ilustran la obra, consideradas las mejores del románico español.

A la mano del subdiácono se deben las ilustraciones del libro: siete miniaturas tapiz (en origen eran diez) que representan las donaciones de los reyes asturleoneses y seis miniaturas menores dedicadas a papas y obispos, así como títulos e iniciales. Son obras únicas y maestras del arte románico, no sólo español, de gran colorido, imaginación y expresividad, en las que no se repite ninguna composición. En ellas aparecen representados los monarcas citados. Si Alfonso II es representado como el Cristo Pantocrator, el Dios de la segunda parusía, rodeado por los cuatro evangelistas y el Arca Santa ovetense, Alfonso V de León se representa como gobernante de todos los pueblos de la tierra, como príncipe cosmocrator inspirado en modelos helenísticos y romanos de divinización regia e imperial. En su retrato del Liber Testamentorum, un atlante sostiene sobre sus hombros el mundo dominado por Alfonso V, que enarbola el cetro y la carta de privilegios a semejanza de los emperadores y cónsules antiguos. Desde el centro geométrico, lugar donde reside el poder, Alfonso V se revela como encarnación del eje que comunica cielo y tierra. Atlas es el soporte del mundo dominado por Zeus, al que se asocia el poder en la Antigüedad. La imagen simboliza el título de Imperator totius Hispaniae, que posteriormente ostentará Alfonso VII (1126-1157), pero que marca una línea de continuidad desde Alfonso II y Alfonso III, Magnum imperator, pasando por los propios reyes leoneses, el navarro Sancho III el Mayor (992-1035), su hijo Fernando I el Magno, primer Rey de Castilla (1037-1065) y Alfonso VI (1065-1109), e incluso Alfonso X el Sabio (1252-1284) con su aspiración al Sacro Imperio Romano Germánico.