Balneario de Las Caldas

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Balneario Caldas de Oviedo. Imagen del Archivo del Ayuntamiento de Oviedo

En Las Caldas, pueblo de la parroquia de San Juan de Priorio en Oviedo.

A la izquierda del río Gafo, en una cueva, formada por calizas del carbonífero, brotan unas aguas que en el siglo XVII fueron analizadas por varios médicos y químicos que les dieron la categoría de termales azoadas y bicarbonatadas, con un ligero sabor salino y que llegan a alcanzar una temperatura de 43º. Ya eran conocidas desde tiempos prerromanos.

Sus cualidades terapéuticas, recomendadas para reumatismos, gota, pulmonías, etc., llevaron a la Junta General del Principado en 1772 a construir una Casa de Baños en Las Caldas. El proyecto se encargó a Ventura Rodríguez y las obras, finalizadas en 1776, las llevó a cabo el arquitecto Manuel Reguera González. Posteriormente, la antigua Casa de Baños fue comprada por José González Alegre en 1860 quien hizo una serie de ampliaciones y reformas dando lugar al balneario que hoy conocemos.

El edificio original, la Casa de Baños, es de planta de medio ovalo y se prolonga en dos alas laterales de tramo recto. Inicialmente constaba de dos pisos pero en 1863 se construyó un tercero. Éstos están separados por hiladas de sillería. Aquí estaba la fuente neoclásica, en el centro de un patio alargado, de donde brotaban las aguas termales. Pero además el edificio contaba con galería de baños, gabinetes de chorros, salas de estufas e inhalaciones con aparatos de lo más modernos para la época. También tenía consultas médicas, oficinas, capillas, habitaciones, cocinas y comedores, si bien éstos últimos pasaron al nuevo inmueble que se construyó en 1878. Ambos se unían por una galería de hierro y cristal, sobre la carretera de Las Caldas-Oviedo que los separaba. El nuevo edificio u hotel tenía tres plantas. En la primera se instalaron las cocinas y comedores además de un billar, una sala de juegos y un salón de bailes. Los dormitorios para huéspedes si distribuían por el resto del edificio.

Dada la afluencia de público, las instalaciones del hotel estaban sobrepasadas y se trasladaron las salas de recreo a un pabellón destinado a casino que se construyó junto al hotel, hacia 1896. Su arquitecto fue J. M. de la Guardia. Se trata de un edificio de dos plantas: un café y una sala de billar ocupan el piso inferior y, el superior, cuenta con una sala de lectura y otra de juegos además de un gran salón de baile.

El balneario llegó a estar muy de moda y ganó varios premios en algunas exposiciones nacionales e incluso en la Exposición Universal de París. Esto hizo que fuera muy frecuentado por la burguesía ovetense durante la temporada de apertura, que se extendía desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre. Pero también era muy usado por todas las clases sociales, por lo que las instalaciones se veían desbordadas y las casas del entorno llegaban a dar habitaciones. Incluso había un hospital para pobres.

En la década de los veinte del siglo pasado comenzó a entrar en decadencia y paulatinamente se fueron cerrando sus instalaciones. Pero, en el 2006, el Ayuntamiento de Oviedo se incorpora a la sección Villas Termales de la Federación Española de Municipios y Provincias e inicia la restauración de estas instalaciones para aprovechar el único recurso hidromineral de importancia de Asturias y satisfacer un nuevo tipo de demanda: el llamado turismo de salud. Este proyecto pretende, en una finca de 80.000 metros cuadrados, crear un gran complejo integrado por el balneario y un gran hotel y por otros equipamientos complementarios como: Salones para Congresos y Reuniones, Centro Deportivo, Club de Golf y amplias zonas verdes. La apertura de Las Caldas Villa Termal se realizó durante el año 2008.

Bibliografía